En los brazos del mafioso
a
as amenazaron con doblarse y dejarme caer en el salón del aeropuerto. Todo lo que había visto m
rodilla. - Respira y deja de ver a todo
nerviosa.
dad. - Sara, si no me dices que es
Solo no debemos quedarnos e
siguiéndote todo el tiempo
¿está bien? - me ap
a mi hijo dormido y suspiró al tiempo
- dejó su bo
- cuestioné al ve
n de los que le gustan. - contestó, miré a mi alrededor, todos inmersos en su vida, perdidos en sus pro
peros, solo eran unos cuanto metros, además faltaban solo
razos, colocó su brazo en m
moción al saber que por aceptar el trabajo lo volví a ver. Ahora él sabía de mi hijo y aunque
ia dejó de hablarme desde que terminé con Byron, no me buscaron y en lugar de sen
e exigió regresar y dejarme de hablar porque estaba vetada
da. Perdería mi dignidad haciéndolo y aún no era seguro que lo hicieran, p
movían hacía un extremo indicando que era una emergencia, tomé mi p
por ning
todo el sitio quedó vacío me quedé de piedra al verlo de p
e escuchar el aire entrando a mis pulmo
ó hacia a mí. No le quitó los ojos en ni
ó con ese tono ronco que me erizó la piel por completo. - Mentirme
o es
el doblada, el cual extendió mostrando una prueba de
onde sac
con la que tenía libre para presionarla dejando algo que al cerrar los dedos continuó
la argolla de color verde en mi mano, brillante
ra. Más no hay y solo cuentas co
o que el brazo del sujeto que me pidió a mi hijo. Me aferré más
bían atrapado también. Todo se descompuso de un m
ío el nieto de Don Braulio. No pretendía pa
le recordé como últ
- contestó con la mandíbula tensa, dejándome
ue debía correr, a donde fuera, no importaba si le tenía que rogar a
puso y en mi mente apenas una respue
contra mi oreja. - ¿Con qué apel
erró y mi corazó
nillo en mi dedo y moví la cabeza con l
dujo a solo un martilleo salvaje que golp
nerme en esa situación solo porque su egoísmo no le dio po