Emily y compañía
ar los cultivos y regarlos. Sus atuendos cambiaron a unos trapos que no eran de marca como con el traje con el que llegaron y los conjuntos que trajeron en sus maletas. Junto
tó Jacob enfadado, mirándose en el reflejo
cualquier cosa ¡Lo único que aprobaba de él era su cocina! Por lo menos Axel y Damián se comportaban de manera más calmada, aunque sabía que estaban contr
marchar de aquí rápido -le inform
iar el estilo de vida de la clase baja, literal, sus padres los obligaron a permanecer con nosotros hasta que sus mimadas mentes lograran cambiar. En cuanto aprendieran a convivir con los pobres (
cómo carajos iba a lograr eso, sobre todo en Jacob que era el m
giendo asco al verse-. Soy muy joven para desperdiciar mi be
que abrí la boca como si me hubiese ofendido de una forma increíble, como si
quince años, por eso era de mi altura, todavía le faltaba crecer mucho, a parte de ser el más escuálido de
do diecinueve, siendo el más terco y que de seguro mimaron más sus padres, a pe
una isla cubriendo nuestras partes con hojas -argumen
ebían de ser agradecidos con que podían comer tres veces al día: desayuno, almuerzo y cena. No tenían que cazar su comi
ló Jacob aterrado, ab
onversación, pero eso significaba u
emos todo -indiqué señalando en dónde estaban las cestas. Ellos as
e que al menos por sus diminutas y egoístas mentes tuvieran aunque sea el más mínimo rastro de información sobr
pero solo necesitábamos dos antes comenzar con nuestra parte. Tomé una y él hizo lo mismo sin preguntar, entendió mi gesto. La llené de ag
agua. El tiempo transcurrió y el sol era cada vez más desgarrador, de nuevo empecé a sudar como el día en que ellos llegaron, en c
de su vida, ya sea jugando videojuegos o viendo series, quién sabe, en cambio; yo me esforzaba para obtener com
uviera millones simplemente crearía una fundación o algo parecido para ayudar a los más necesitados, a esos niños que andaban e
estaban muy agotados, bueno, Axel como estaba conmigo, al detallarlo bien me per
a sobre el estanque con agua, respiré agitada por el cansancio que me causó tener que regar las plantas, el cultivo era grande, era difícil para mí creer que lo hacía sola
felices. Bebí agua de la botella que llevé conmigo, Axel hizo lo mismo con la suya. Miré al cielo, despejado como la mayoría del tiempo, con un
a veces sí prefería quedarme en casa, como s
r! -replicó Axel, cada músc
ano, quería comprobar que no tuviera fiebre, podía ser malo. Por suerte estaba bien, lo miré rodando los ojos, él sí parecía
poquito -le hice un
entre dientes-. ¡Nosotros tenemos que luchar en arr
costumbrado -titubeó, rascándos
acob de brazos cruzados, viendo a Axel
enos en mi presencia -interrumpí y me interpuse a
en él, como si su cara de culo fuera la común. Por otro lado, Axel suspiró, con una expresión de preocupación en sus ojos, se notaba porque estaban afligidos
prendas, más rápido volverás a la comodidad de tu hoga
a por qué, pero quería ayudarlo. Los otros dos estaban tranquilos en comparación con el c
xtraño... -confesó sol
ejor? -cuestioné, mi i
a ocultando algo, tal vez no era grave, pero
ento que voy a colapsar porque quiero volver a casa, me siento como Jacob, él sí demuestra que no le a
demasiado brutal para ellos, el único que lo demostraba con su comportamiento era Jacob, sabía que
dias a tus padres por hacerte esto. Pero, te diré algo, aguanta, no hay mejor satisfacción que logra
ía darle a entender que siempre lo apoyaría, después de todo, yo los estaba cuid
odie, solo... Es difícil ¿Ent
das. Yo creo en ti -aclaré, dedic
ntender que podí
palabras no hacen mucho ¿
carle una burlona, o sea; se estaba burlando de mí por comportarme de una manera poética con él,
terminó -informé, dando tres aplausos
quejó Axel, encogi
Axel y yo terminaríamos de regar las plantas. Seguimos con nuestro trabajo, me tocaba ir por las fresas, la única fruta que no me gustaba... Tocarlas, olerlas, me h
úpido porque las manzanas crecían en árboles, no en el suelo. Suspiré, en cuanto incliné la regadera, un grito provocó
ron a grita
era la voz
nieron a mi cabeza, incluyendo preguntas de lo que le había pasado: ¿Se cayó? ¿Lo picó una serpiente? ¿Fastidió tanto a Jacob
cupado por el grito desgarrador que había hecho el
gam
uzado de brazos como de costumbre, mientra
e? -pregunt
as, se ven unas escasas hojas, nada
hombro, me tragué todo el enojo que sentía, ese niño me
están listas! Vaya
án se notó apenado. Qu
.
er, aburrida miré el techo esperando a que un programa de televisión aparec
a mi lado, en el puesto de Axel. Sí, ello
s? -pregun
orman en el techo con el poder de m
o, negué con la cabeza-. Cuando vuelva a mi hogar
a su casa? Porque esa debía de ser una enorme y lujosa mansión. No
oy prácticamente una extraña -asegu
i hermanito. No sé si lo dijo solo para demostrar que estaba aprendiendo a convivir conmigo, una hu
que me parecían desagradables, soy hipócrita. Pero al conocerte, sent
cambiar su punto de vi
los pobres son desagradables
so, todos menos tú -c
ra
dos provocando un silencio incómodo, solo me introduje en mis pensamientos. Me extrañaba su manera de pensar, en serio, seguiría pensando
ron de nuevo la puerta. Me sobresalté y miré quién entró. Axel,
de golpe, encontrándome con los suyos, esos profundos ojos verdes
quería decirte que tus padres lle
iban por lo menos una vez a la semana. Él me siguió observando, se mordió el labio como si quisiera deci
o es lo que piensas! No puedo dormir sin abrazar algo, lo
sentimiento extraño, tragué saliva, me sentí
aro! -dije y noté un peq
er algo raro en él, conservamos distancia. ¡Por Dios, era un desconocido! Cómo pude caer tan bajo, pero
esperanza de conciliar el suelo sin problemas. Los segundos y minutos pasaban, abrieron la puerta, no pude ver quién entró, pero supus