Mi dulce y suertudo millonario
os en los que ella se hacía realidad por una fracción de momento. Lara, su vecina, abarcaba todo el espacio d
juicioso hacia su lugar laboral. Se quedaba bajo las sábanas a deshoras del mediodía o quizá un
etedor, que Dios veía sus omisiones para con la vida correcta, y que eso lo llevaría derechito al infierno;
día de repente le llegó una notificación de la empresa donde su padre le había conseguido una plaza. El me
a liquidación. Así como tampoco le importó mucho cuando su madre le puso un alto y de la ma
istérica doña Clemencia-. Vas a empacar tus cosas y te me va
pertenencias, las cuales no eran muchas después de todo. Solo tomó su ropa ligera, dos pares de zapatos, su table
la para pasar junto a su indiferente padre. No hubo despedidas ni palabras de aliento de su parte; no e
Habían dejado a su hijo un ultimátum y este no hizo el mínimo intento por mejorar, más bien, a
estorbo. Para terminar de ennegrecer el día había comenzado a llover a cántaros y la vida no podía ser más
o de reproche hasta el momento. Había sido su mejor amiga desde que, ella le hacía las indeseables tareas
a desde hace un año, ya que su ascenso como gerente de una cadena de restaurantes le había permitido
ano, con una maleta mediana en su mano y con una sonrisa de tonto; el muy despistado no pudo dignarse
dres se llegó. -dijo Mary con desconciert
nca creí fue que lo cumplieran de verdad -refunfuñó mientras se en
tu trabajo podrías comenzar a hacer un
. -titube
-dijo Mary de b
despidieron -musitó Danil
ó ella y Danilo s
me echaron. -Danilo chocaba ambo
o cerrarlos y mentalmente co
nes mi apoyo. -Ella finalizó aquella frase positiva y él ya estaba dedicándole una sonrisa que, la h
onar! -exclamó eufórico y sin permiso la levantó
empapada, tarado! -espetó entre
lo me emocioné, eso e
onrisa ladina-. Solo si desde mañana t
spondió mientras levantaba s
-, ahora te vas a duchar y
la chica para encaminarse con s
se bar de mala muerte, que se había convertido en su recinto sagrado. Allí estaba Danilo, rodeado de gente que bailaba de lo lindo entre la
de eso, sabía que Lara jamás voltearía a ver a un papanatas desempleado lleno de líos mentales. No, ella no se f
rte de la embriaguez, en su opinión; ahora venía lo mejor. Allí frente a él estaba ella... su amor imposible que le
... -le decía l
u largo y sedoso cabello rubio y a esos ojazos azules que lo miraban y lo hacían querer sumergirse en ellos para siempre. Danilo en verdad estaba dis
e suspiros, pero cuando abrió los ojos, lo único que vio
o observaba con una sonrisa maliciosa ¿Pero qué carajos había pasado? Su hermoso
quiere? -Se atrevió a preguntar
lvez poco -ase
enos avísame para no llevarme el susto d
nido hasta aquí para decirle que usted ha sido el acreedor de una maravi
un sueño, así que, siguiendo el dicho: «sólo se vive una vez», le arrebató el papel al ho
o está he
eza y la luz cegadora del día llegaron a sus sentidos. Era seguro que, a lo que nunca se acostumbraría era a la resaca del día si
acar a un miserable borracho como él; eran unos desgraciados en verdad. Con la poca dignidad que le quedaba salió
oche. Al menos me hubieras avisado que te ibas de tragos para que no me tuvieras así de a
e su mamá, pero bueno, en parte tenía razón, él
pasar, ¿si? -Fue lo único que se le oc
Mary no recibía visitas a las horas de la mañana y muy poca gente sabía dónde ella vivía,
desea? -in
ncuentra? -cuestionó el hombre y
somó la cabeza por detrás del hombro de Mary; sus sos
de aquel señor cuarentón de bigote de sus sueños. Aquello le