La obsesión del mafioso italiano
enz
e veo limpiando un apartamento como si fuera una mucama? Al examinar el entorno, me enorgullece el resultado,
lugar no es extenso, consta de una cocina, una pequeña sala con comedor y
as y blancas, una fotografía enmarcada con algún individuo, quizás un ex novio o amigo. No me a
ue me mantuvo desvelado. Descubro una variedad de vestidos, jeans y prendas
a su lencería. No puedo evitar sentir una extraña felicidad al sost
debe ver
ce, es como una droga. Sujeto ese trozo de tela, cierro los ojos por unos breves segund
tra intención alguna de ocultarse. Murmuro una maldición y con
por la posibilidad de que alguien me descubra. Sin embargo, me encuentro con
entusiasmo, dejando las bols
hacia ella, tomando sus mejillas calientes en
mblando, ya sea por miedo o p
ndago cerca de su rostro
me -. Salí temprano hoy,
a -adv
í, te compré algunas cosas para tu uso personal. Ahora
d. Con ojos llorosos y apagados, ánimo por los suelos y una falsedad evidente en su tono de voz, int
, consciente de que no me revelará lo que le pasa porque
ver lo que te traje? Tuve que mirar la talla de tu rop
compró. Es la primera vez que una mujer me compra este tipo de c
tá siendo considerada. Piensa en mí y en mi comodidad desde que la conozco. ¿No me está
cede. Justo ahora, se ha ido a la habitación para tomar un baño, y cuánt
ave voz me saca de mis pensamient
do lo que quier
n flores amarillas. Su cabello cae por sus hombros, y cuando se si
iero, mirando sus labios
-se ríe. «Esa son
sé, ¿de ti
desaparece
ho de qué hab
mitir que Karina me afecta. ¿Quizás porque me salvó la vida? ¿O tal vez porque me gusta como mujer? Es sencilla, n
hora mismo -declaro,
ué
e su cabeza y presionar mis labios sobre los suyos. Tan pronto
-se levanta del sofá, list
a detengo con mi
é -me respond
amos unos extraños; de ser así, no me hubieses permitido vivir aquí contigo ni hubieras dormido tan cómodamente en
, no confundas las cosas
le tiene
enta alejarse, pero la mantengo apresada entre m
parte de ella temblar. Sus ojos no muestran molestia por lo que estoy
-ase
e no? Estás
luso escucho los latidos de su corazón sobre mi pecho, en un
surro -tampoco me vuelvas a besa
r qu
e gustas como hombre -declara, zafando mi agarre ab
debí irme sin hacer esa petición absurda de quedarme con ella. ¿Por qué tomé ese impulso? ¿Qué está pasando conmigo? Desde que l
suelen rechazarme, es todo lo contrario, me busca
irme y acabar
do que era ese tipo que molesta a Karina de nuevo. Pero no, me topé con una mujer rubia y oj
preguntó con extrañeza, m
oy
mi espalda me hace girar para ver
Yo? ¿Desde