Un milagro de navidad
ui
lexander, su mirada perdida fija en las p
hecho cinco veces, una por cada p
tras recuesto mi c
stado con alguien más? -
aparecer los síntomas, no pensé que sería tan real. Ahora tenía náuseas por cada olor ext
pregunta
r la temporada. Mi casa sería la sede de la celebración del 24 de diciembre este año con mi familia. Había tenido que comprar decoración y un gran árbol.
e nosotros parecía cargado de tensión y sorpresa. La realidad del momento pesaba so
nalmente, su voz mezcla de incredulidad
jos cerrados y mi tono firme. Estaba cansada de escuchar sus preguntas, la realida
habitación. No abrí los ojos para mirarlo. Necesitaba un momento
se realidad. El 21 de diciembre, la fecha en la que me haría la prueba de orina, se avecinaba como una cita crucial que marcaría el
llena de una extraña combinación de emociones, co
ada entre nosotros -le respondí, mi tono a
solo para eso -Por primera
uise influir en nuestra vi
hace cr
Sería una excusa suficiente para
-suelto una carcajada sarcásti
o con rabia los números con mis dedos mientras me acerco a él y toco su pecho con mi dedo-. Me dijiste e
mplica que cedas parte de tu
uerías e
, pero no
uficiente como para intentarlo, para dejar que algo más crezca entre nos
el futuro no eran compatibles. La brecha entre lo que él estaba dispuesto a dar y lo que yo necesitaba se volvía
. Mi última relación h
No fuiste tan diferente -bajo mi cabeza, y mis lágrimas comienzan a salir-. No lo fuiste
cordar nuevamente que no iba a cambiar el final,
todo -trata de acercarse a mí, pero lo detengo
que mi hijo sea amado, que pueda
é, lo i
mi bebé no será vícti
mi interior. No quiero que mi hijo crezca en medio de la confusión y la lucha de dos almas heridas. La idea de darle todo lo que pueda n
cordura con eso, pero tal vez mi hijo no pueda, no puedo hacerl
es una afirmación de mi compromiso con el bienestar emocional de mi futuro hijo. No quiero que su vida esté marcada por las sombras de nuestra historia
l se queda callado y lo
a cometer la última idiotez de mi v