La Arpía
ex
asar por mí. Finalmente, la luna de miel ha terminado y, aunque la pesadilla de convivir con él sigue latente, es mejor estar en otro ambiente donde pueda manejar mejor la situación. Su fastidiosa presencia me ha hecho querer sacar las garras; sin embargo, me he abstenido solo por saber que pronto veré los frutos de mis esfuerzos, a diferencia de mi matrimonio anterior, donde el viejo no solo estaba rancio y desgastado, sino que su cuenta corriente también lo estaba. Hasta podría decir que tenía más deudas que yo. Aún recuerdo lo enojada qu
auto y los veo esperando por nosotros, ansiosos por conocer a la nueva esposa de su patrón. Los miro
esposa. Les exijo respeto, pues es la señora de la casa y s
que esperaban, ya que los miro con altanería, demostrando mi superioridad. Sin decir una palabra, entro en
; hay que cambiarlas de inmed
-escucho d
gue de cerca. No lamento asustarla, pues debe acostumb
s de mí? ¡Quiero
esponde, cabizbaja. Imaginando las mañas de María Magdalena, decido que las cosas deben camb
te quiero lejos de mí -le
e ha entendido mi solicitud-. Pero debes estar atenta cuando te necesite; no me gus
señ
me dieron dolor de cabeza! -ordeno,
erminar el trabajo lo más pronto posible. Dormir junto a José se ha vuelto un fastidio; los cons
para que pasemos una velada romántica -escucho a mis e
a mirada sin sentir gusto ni placer
panorama que me pinta José es claramente desagradable para mí. José se acerca depositando bes
sta tarde y tiene algunos problemas, y ya sabes, soy su única familia. No quiero que se sienta solo o que crea
irando su mano para que la reciba, un gesto que acepto para no fallar en nada-. Sal con tu h
be rápidamente hacia mi garganta, la cual
aliente. Me mojo de solo pens
, quiero follarte a
ier
me en la cama, desnudo, quiero v
do en una buena estrategia para no sentir sus asquerosas manos
o. Lentamente, con la mente en blanco subo las escaleras, y a la mente se me viene una escena asquerosa, una a la que ya debiera estar acostumbrada, no ob
a? ─es lo primero que escuch
nte desnudo, tal cual se lo he pedido, y l
enzo a servir el espumante. En la copa de José pongo una pastilla para dormir, con la esperanza
er la copa que contiene el que será mi salvación. Lo miro con
mor que nos tenem
José se abalanza sobre mí, alcanzo a escapar, parándome a los pie
el corazón martillándome más
señalando su miembro erecto, y mientras se masturba yo
suceda─. Mientras te acaricias, yo me sacaré la ropa lentamente, y cuando quede desnuda abriré las piernas, quedando expuesta
de que las pastillas están haciendo efecto. Decido seguir mi juego comenzando a de
labios, y aprovecho de abofetearlo, mientras intenta poner sus mano
"sexo". Al llegar a la sala, me doy cuenta de que he dejado mi celular en la mesita de noche. Regreso a buscarlo,
r de ser la causante del tropiezo, ella
ento, s
e que algo se ha caído. Sin apartar la vista de ella, me inclino y recojo una fotografía
esta niña
o que presiono con mi mirada para que hable de una vez,
, señora -respond
u hija, si ella vi
bajas? -pregunto, mientras ob
miedo
que no tengo todo el tiempo del mundo y José puede despert
. Imágenes fugaces entran en mi mente, y