Pasión Prohibida: Poco control.
rzas, de controlar sus emociones y cada pensamiento que pasaba por su mente desde que vio al joven. Era todo tan confuso, tan exaltante, que necesitaba dejar esas emociones y comportarse co
ella, su mejor amiga y
entrante
Bianca! -La voz de Spencer so
por desempacar -respondió Bianca, tratando de mantener
l viaje? ¿Qué tal la mujer que te alquiló la
l lugar es hermoso y la mujer, que se
vo bien y, bueno, pensé que
sión que aún sentía, mientras con su mano libr
muy amable, tanto que más t
ne -bromeó Spencer, con u
iendo que su amiga no podía evit
un poco y retomó su tono se
qué? -Bianca pregu
llame la atención? -preguntó Spencer con un
iendo cómo el rubor subía a sus mejillas mientras metía
nca. Solo responde, ¿tiene
hijo y es un adoles
y Bianca, al terminar de guardar su ropa y de poner sus pa
ue "Y",
, Bianca -dijo Spencer
eres deci
ad
o esa serie de Bridgerton t
dicho na
como no,
ime, ¿es guapo el chi
a a subir por sus mejillas morenas mientras recordaba esos ojos inten
dmitió finalmente, con el corazón acelerado, sintiendo
una risa baja y melodiosa que hizo que Bianca sin
sa
tó Bianca, intentando
a gustado
ó su corazón latir con más fuerza, un ca
voz de Spencer era
de un chico menor, y muy fácilmente podrí
. Además... Tú misma me
es sinónimo de que te guste? -Bianca apretó
tono que insinuaba que sabía más de lo que decía. Se hizo un breve silencio entre ambas, pesado y c
teléfono, una risa que parecía acariciar sus oídos y, al mismo tiempo, sentía sus latidos acelerados ante lo que decía su amiga. Spencer, cuando quería, podía ser insop
pecie de aventura prohibida... -la voz de Spenc
hacía cuestionarse más de lo que estaba dispuesta a admitir. Sentía una mezcla de deseo
finalmente, su voz sonando
u tono-. Solo te estoy diciendo que te relajes y disfrutes
r y menos con un mocoso. Ahora tengo que terminar de desempacar y pr
s. Solo prométeme que me cont
ablamos luego.-Hablamos
ó un momento para calmarse y comenzó a desempacar de un pequeño bolso de mano sus pertenencias. Cada objeto que sacaba de su bolso era un recordatorio de su vida en Londres y de lo mucho que necesitaba este tiempo para sí misma. Mientras organizaba algunas fotos de viajes, y objetos personales, trataba de convencerse de que podía manejar esta situación sin perder el control. Pero u
tando convencerse. -Nada más que una cena con nuevos conocidos. - Per
nos, eso se