El Secreto de la Amante Fea
mujer tan
ce un
piel y eso
ré a prime
al tiempo que la hermosa joven, Megan Smith, entraba en
ra que se había arreglado mucho más para la ocasión por petición de su novio, Megan se había conve
as de alta alcurnia, Megan intentaba lucir tranquila, con la frente en alto, avanzando a pa
n una pierna y con mangas cortas caídas, brillaba con cada pas
ido en un moño medio, con algunos mecho
aba a usar, resaltaba sus fracciones finas, sus ojos azules y
una visión
co había conseguido invertir en varias empresas grandes, él se había conver
die sabía quién era Megan y muchos sentían curiosidad, sobre todos los hombres, qu
e... - Soltó Gianfranco lleno de evidente sat
aunque siendo sincera, todavía me sie
pturado la atención de todos, eres
Gian, sabes que no me gu
sta empresa, tendrás que acostumbrarte a estos eventos porque seguramente me invitaran a muchos más... Deberí
ella no podía estar feliz? Él le estaba dando mucho más de lo que ella h
tentos, cosa que ya le estaba comenzando a molestar, pero ella era la m
la mujer más impresionante de todas, ser el centro de las miradas, causar envidia, tapar
uiera que conoció en una de sus empresas, en la que ella trabajaba como asistente, G
no le importaba los lujos, el dinero, ni el poder, porque a pesar de todos l
mbres que la atacaban en la calle, Megan aceptó tener una cita en la que Gianfranco se comportó
Megan parecía ser muy reservada, pero por lo menos había avanzado en algo con ella, eran novios y est
a algo perdida, ella intentaba sonreír, pero seguía viéndose incómo
- Murmuró él con suavi
se ponía muy meloso en público, frente a tanta gente, pero ella n
entaré como se debe con él y nos iremos... He preparado una celebración especial solo para nosotros dos, algo má
rle la columna, ¿algo más íntimo?,
unos eventos a pesar de que no les gustaba ese tipo de fiestas y se habían be
la cama con él hasta no sentirse lista, sin embargo, era cada v
ar de ella, la había tratado bien, le daba obsequios, que aunque ella no los quería o pedía, Gianfranco insistía en ha
olo, desde entonces, Gianfranco se había comportado como todo un caballero, era amable, atento, romántico, ell
o le permitía a Megan dar el
a acompañarte, lo siento... - Musitó Megan, int
ia atrás en su asiento, con el
o me siento muy cómoda con la idea de al
nes que esperar para sentirte cómoda? Somos novios por todos los cielos, ¿acaso no te he dem
Ya te lo he dicho antes, lo lamento, pero no pue
tema de la intimidad, una que nunca habían teni
ndo que Megan se sobresaltara. - Iré por más champán, necesito es
uspirando algo más aliviada, mientr
jer de seguro desearía tener, él se había ganado no solo su respeto, sino tambié
ocasión especial, memorable, una en qué no hubiera dudas, ni recelos, a
él era atractivo, alto, fornido, con rasgos muy masculinos, cabello corto, oscuro al igual que sus ocercaba a la barra para hablar con un par de amigos, ella se sintió algo mal, cabizbaja, no entend
de la que me hablaste? - Pregun
- Gianfranco se i
cerró la boca, apenas vio la expresión seria de Gianfranco
nte, te felicito por tan exquisita adquisición, oye... - Le dio un codazo insinuante por la costill
dente mal humor. - Megan se convertirá en mi mujer, en mi esposa
miraron impresionados, pues Gianfra
que ya lograste acostaste con ella y te d
e hay que esperar hasta que esté lista, como si eso me
lo de su chaqueta una diminuta botellita de cristal llena de u
Hombre Lobo
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