Apoteosis
era y lo acompañara a la Sala de Artes Marciales. Dado que los golpes eran cruciales
uizás esa era la razón por la cual algunos sirvientes del Clan Luo se habían vuelto arrogantes y altaneros, sin embargo, incluso si otros ignoraban esas reglas, eso no significaba que él ignoraría los valores con los qu
iferente de lo habitual, pues ya se había corrido la voz
e a otros esclavos convictos, se le hizo desempeñar el papel como saco de entrenamiento humano en la Sala de Artes Marciales, y siempre se mantuvo indiferente ante
o, y también se habían olvidado de su fuerza. Había sido uno
ue le hicieran. Ellos podían agredirlo sin temer que hubiera repercusiones, ya que eran miembros del Clan Luo, p
que eligieran sus sacos de entrenamiento, nadie se atrevió a seleccionar a Zen. Esto representaba una sorpresa para él, pues
onrió con
ntró con un dilema, ya que no podía pedirles que lo golpearan. Dejarse golpear no era un trabajo divertido, e iba a parecer muy extrañ
que él era el único que quedaba sin seleccionar en la Sala de Artes Marciales, lo que
n hombre de piedra y dijo: "Melvin, ¿de qué te sirve lu
ro con él, y habiendo oído hablar de la paliza que les había dado a Grey y
acticar! No te preocupes, mi cuero es grueso. Me proteger
luso los niños Luo que practicaban a diario eran más fuertes, más maliciosos y más resistentes que los sacos de boxeo que eran golpeados y magullados a diario. ¿L
reocupación, ya que no era tan fuerte como antes. Si pudiera medir su fuer
ó la práctica, Zen se dio cuenta de por qué había vacilado, pues la fuerza con la que lo golpeaba no era suficiente para refinar su cuerpo. El efec
emasiado lento. ¿Qué es lo que te preocupa? Muy bie
do. Sus bocas se abrieron desmesuradamente mientras observaban la sesión de práctica entre Zen y Melvin. No podían adivinar lo que Zen estaba pensando, sin embargo, Melvin no les prestó atención. Al principio se molestó con lo que Zen le decía, ya
Bu
Bu
Bu
dirse en agonía hasta que el calor comenzó a fluir a través de su cuerpo. Mientras esa situación c
mentar la fuerza de sus huesos, pudo se
Después de cada golpe, él no olvidó que tenía que fingir estar en agonía. Su rostro mostraba signos de dolor, pero en secreto se regocijaba con el refinamiento
tenía una pequeña abertura de la que salía agua. Dicha vasija tardaba una hora en vaciarse. Zen había estado contando con ansieda
iños como para sus sacos de entrenamiento. Por lo general, y al igual que los demás sacos, Zen no estaba conten
car, se moría de hambre. Dado que el proceso de refinamiento implicaba el uso de demasiada energía física, a él no le import
e exquisita y fragante carne a
lvin estaba parado frente a él. "Comamos juntos", le
sonrió con gratitud y t
te meterá en problemas p
omida como esa. Hacía tiempo que alguien le ofrecía una deliciosa carne. Mientras masticaba,
n patrón del Clan Luo, por lo que