Enamorada de un asesino
que mis fuegos se empinaran en mis entrañas, calcinándome por completo. Él me lamía los pechos, una y otra vez, haciéndolos más pétreos, inflá
esándome. Todo eso me excitaba más y más, también su olor tan masculino que empezaba a desbordarme hasta la inconsciencia. Me encantaban los vellos de él, su piel tosca raspándome y me provocaba más llamas chisporroteando incesantes hasta el último rincón de mi adorable y voluptuosa geografía. Yo intentaba besarl
deces en sus manos, constatando su firmeza, su encanto y volumen. Estaba encantado y febril, tanto que me las mordió con ira, dejá
clavarle mis uñas en su espalda enorme como la de un tractor, porque estaba demasiado enarde
que me hizo aullar convertida en una mujer lobo. Avanzó en mis vacíos impetuoso, llegando hasta mis más lejanas fronteras c
arrasándome como un ciclón que me eclipsaba, suspendida en el cielo, colgada de las estrella
acelerado, echando humo hasta de las orejas. Él siguió saboreando mis encantos, con mucho deleite, sin importarle q
ero que te pase nada-, le dije entonces aún navegando en el espacio, lu
estrujando mis posaderas, mordiendo el piercing y haciéndome susp
*
sentí turbada. Arreglé mis pelos, jalé mi falda y le hice una venia. Tenía miedo, temblaba y sentía que mi corazón se había vuelto una pelota, rebotando en las paredes de mi busto. Me percibía tonta, en reali
s, con un vestidito celeste, con un gran escote y botas oscuras hasta las rodillas y pantimedias. Llevábamos pelos sueltos resbalando sobre los hombros para darnos aire de mujeres vampiro que encandilaba al público y nos seguía, masivamente en nuestras presentaciones en especial en fiestas patronales. Sin embargo el grupo s
use un vestido azul muy entallado, con una gran correa negra y zapatos catorce para impresionarlo. Mi sueño siempre fue ser una cantante famo
con la intención que nos haga un contrato y él siempre dijo que enviaría a sus asistentes. Al parecer uno de ellos le habló bien de mí y por e
elosa y pegajosa que se baila en forma acompasada y sutil, con mucho m
labios/ como huellas/ dejándome
les de tu boca/ que llevo imp
bios/ florecen a cada hora/ en mi s
da hora/ porque tus besos/ está, p
eaba la cabeza. Asentía y reía por la letra, muy sugerente y melosa. L
mpos, tu voz es armoniosa y eres muy bella. Déjame plantear tu contrato
y creo me puse lívida, tanto que a él le dio risa. -Reserva tus emocione
ontenta. La secretario siguió mirándome, sonriendo con los ojos, con esa sonrisa irón