La Maldición de la Madre
do con fuerza la muñeca de Kristina, casi rompiéndosela. Kristina gritó de dol
an este espectáculo con la boca ab
quí mismo! – dijo Vavilov con furia, golpeando a Krasnov en la cara. Lo agarró por el
ndo liberarse. Tenía la boca llena de tierra, y su c
gre? – dijo Vavilov con mal
s. – Anya se acercó a Vavi
rabia el lugar donde se celeb
entre dientes, luego se dio la vue
na sobre la tumba o no, estaba demasiado oscuro para eso, pero Kristina le
ión? ¿Por qué te pinchaste el de
emostrar... – se encog
n círculo. A juzgar por sus caras, nadie parecía estar dispuesto a irse, todos estaban sentados mirando c
en lugares como este! – Vavilov miró a su amigo cercano, Ma
demás, como si se dieran cuenta de repente de que estaba
os de ese idiota! – murmurab
o Kristina con la lengua trabada. An
brándole a Kristina los ojos con una linterna. Su hermana se apartó. – ¡Habló ma
de su hermana y le
iró Kristina y miró a Anya con culpabilidad. –
. – Muchos maníacos son tranquilos en la vida, y luego actú
da o en esa casa donde estuvimos hace dos años! ¡Pero a ese idiota se le ocurrió traernos aquí! – seguí
e. Krasnov tenía un aspecto terrible, pero por alguna razón estaba feliz. Su ros
ás mantenerse lejos de él y no volver a sus estúpid
Vavilov. – ¿Por qué se fueron tan rá
risa malévola la inquietaba mucho. El
explotó Anya, pero él no se dignó a responderle. En lugar de eso, se
o esperaba qu
– Anya se acercó bruscamen
chico. – ¡Deja de pegarme! Además, ¡tu hermana s
ha, pero no volveremos a tus estúpidas fiesta
– dijo el chico con una mirada
blas? – preg
ó Krasnov con un tono enigmáti
e soñó algo extraño. Literalmente veía con sus propios ojos la ejecución de la mujer de la que había hablado Krasnov. Pero no era que lo
an enfadados. Sus ojos ardían con un fuego, como si estuvie
a! – gritaba la muje
ro alrededor comenzaron a suceder cosas completamente inexplicables. El cabello de la mujer empezó a agitarse en todas direcciones
a. Sabía que la iban a matar. Y a esa mujer también. Sentía por ella un
obre mujer, pero el fuego no tocaba su cuerpo ni le hacía da
en silencio, como si se hubiera d
ya con todas sus fu
Intentó encender la luz, pero no había electricidad. Anya tomó su telé
olveré a ese lugar maldito
sido como una madre. Luego su padre se volvió a casar. La madrastra las quería como a sus propias hijas, además, no había podido tener hijos. Entró en la vida de Kristina y A
en cómo habría sido su vida si su madre biológica no hubiera muerto durante el parto. Sin embargo, no hablaba de es