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Relatos de una Pasión

Capítulo 3 Sueños de la noche 3

Palabras:2473    |    Actualizado en: 09/10/2024

ita

anos y el

onsumida po

a, tendidos en dos sillas de playa, ella lucia un bikini negro

omo había sido un vuelo muy largo estábamos algo cansados por lo que después

dimos pasar nuestras vacaciones en la madre patria, no era la primera vez, pero si la primera que estábamos

ontesto que sí, por lo que decidí ir al bar del hotel

y muy hermosa, tiene una figura increíbl

lo contrario, físicamente no soy m

aclarar que no soy un dechado de virtudes porque no tengo una polla muy grande, más

año sentado en un camastro al lado de la silla donde se encontraba mi esposa, quien estaban conversando con ella, le exp

a a mi esposa, me saludo y me pres

la localidad que amablemente estaba platicand

senté en una de la sillas

to de complexión normal, pero musculoso, eso sí, muy bien formado

o se nos pasaba volando. Además, tiene una gran personalidad y es muy seguro de si mismo, esa seguridad la demostraba en su forma de hablar, e

solo mi esposa y yo teníamos bebida y Alberto no, por lo que interrumpí la conversación para preguntarle si no deseaba algo de beber,

go, anda, tráeme un trago de lo mismo que ustedes

frutaba de su compañía, regresé con la bebida de Alberto y otra

mo nos conocimos mi esposa y yo? ¿como era nuestra relación? ¿como llegamos a compenetrarnos para cas

que respondimos que en un momento más adelante. Mi esposa comentó que no tenía bloqueador por lo que no

a y en un momento

ente los dos

s, de aquí n

como al regresar, en donde destacaba un gran bulto debajo de su calzón de baño,

, pero de repente se dirigió hacía el ba

llas grandes y un frasco de crema c

una suavidad y firmeza propia de quien lleva mucho tiempo tratando a una perso

tu digas

berto extendía las toallas en la arena para que nos recostáramos. En menos qu

rmine,

enseñar como debes hacerlo -le contesto-. Vamos, acués

ás que ha hacer lo que

oalla -le indicó a mi mujer está vez-. Vas

i mujer y se recostó en la toalla

didos en la playa r

s superiores -le indicó, al tiempo que tomaba la mano de mi esposa y comenzaba y ponerle la crema protectora conforme le daba instrucciones-. Debes hacer que

firmeza y seguridad, la seguridad que da el saberse amo de una situación, la experiencia y la nula resistenci

po y varonil, estaba tocando todo el c

a milímetro de su cuerpo sienta lo que recibe. Que cada célula tenga satisfacción por el trato que le estas dando -le informaba, pero diciendo y haciéndol

palabras, poseyéndola con sus manos, no hubo una parte de su piel que Alberto no tocara con sus dedos, yo observaba los cambios en

u músculos -ya no le estaba enseñando, la estaba sed

que poco a poco se fue humedeciendo, le tocaba el costado de los senos por abajo del sostén, mi esposa dócilmente se fue soltando, llegó un momento que Alberto estaba sentado sobre las piernas de mi esposa, sujetan

legado las cosas a ese punto? No acertaba a pensar,

asiones se alzaba un poco separando su enorme bulto del trasero de mi esposa, quien inmediatamente paraba su colita buscando el contacto con esa verga, buscando sentir su enor

apetécelo. ¿Lo quieres? -le preguntó y

í.

e tenia la punta de la verga en su conchita, él tomándola de las caderas la movía muy sua

Yo sentí su calor, besé su mano y con la mira

ientos, como para atajar cualquier

os solos en esta playa

suavemente como no queriendo que yo escuchará, a p

el movimiento de su pelvis y queriendo dejar al descubierto su conchita. Sin embargo Alberto la ten

chita quedo pegada a la polla de Alberto, quien como si nada hub

je y ya la tenía encendida, deseando su polla

ma en todo el frente de su cuerpo, haciendo crec

oría por tener una polla adentro y él, con

osición. Mi esposa deseando con to

vaba la dominaci

ada. Como el masaje que había recibido, se estaba corriendo suavemente, dóc

nque no me pen

u polla recargada en su conchita recibien

odo lo que da, obviamente no del tamaño de la suya

la, la llevo hacía

mientras tu continua

esitab

rrerme en la

ella obediente no dejó que se derra

o con

os cuernos, me lo unto en la frente, suavemente y yo sumisamente acepte el bautizo de cornudo con mi propia leche, después me puso otras got

nas gotas de mi semen y también recibió unas gotas de mi seme

alpitar junto a su verga, no se cuantas veces se correría o cuan larga serí

, Alberto! ¡Tóma

toris y la hizo correrse repetidamente, los introdujo en s

, no sé cuantas horas estuvimos en esa pl

ando. Tengo que irme, os vere más tarde. Pasaré

lo alcanzo a

faltes, que te estarem

í, si te estar

antó y

da por él, sin que la penetrara. Teniendo que contener su deseo para más tar

ciarla y tratar de aliviar su deseo

Alberto. Tiene que term

exo con otro homb

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