Placeres, amores prohibidos
parecer Elena no se había percatado de su presencia y cuando ella como si t
se con la espuma qu
que está haciendo
do, mañana solamente lo vamos a form
rrepiente de haberlo hecho y eso que s
ue sea así, está es
otros, somos pareja, así que
esnudarse, era como si todo lo estuviera h
desnudo, entró en la bañera
su alcance, tenía que ponerse en pie y dar dos pasos, pe
ca vez que hagamos esto juntos, vergüenza
cuantas mujeres quiere, pero yo no, práctic
por el dinero y por el hecho de tocarla, Ronald detestaba la idea de que la haya visto desnuda, sino
á desnuda, solame
eso como si fue
lte
Có
vuelta y ac
ara
o ha
onald, se acercó a él, tratando de taparse s
e, no pa
l, hasta llegar a e
ntura y luego la ac
mi contacto, lo primero que
sus manos por el hombro de e
ué
, cierra tus o
para Elena, las manos de Ronald solame
staba más relajada, comenzó
a, pero está vez con una voz más suav
y suavidad, la levantó de la bañera. El agua tibia y los vapores aún rodeaban el ambiente, creando una atmósfera íntima. Ambos salieron de la bañera
aba y el calor de sus cuerpos aumentaba la intensidad del momento. Ronald, consciente de cada pequeño detalle, observó cómo Elena luchaba contra su prop
jo de la lucha interna que experimentaba, entre el deseo y la incertidumbre. Ronald, percibiendo sus dudas, la mir
tener miedo. Es
ó un suspiro profundo. Ronald se tomó su tiempo, acariciando suavemente su cabello y recorriendo su ro
vimientos de Ronald eran lentos y deliberados, cada caricia, cada beso, estaban cargados de significado. Elena, aunque no era la primera vez que se encontró en una situación
de su cuerpo, descubriendo con cada toque una nueva reacción. Los suspiros de Elena se intensificaban a medida que Ronald exploraba, sus labios dibujaban un cam
ñas respuestas que lograba arrancarle. Cuando finalmente sus labios encontraron los de ella, fue un beso profundo y lleno de deseo. Las manos de Ronald descendier
ensó por un momento, solo para relajarse nuevamente mientras Ronald la abrazaba más fuerte. Los movimientos de Ronald eran lentos y rítmicos al principio, permitiéndoles a ambos acos
nexión entre ellos era palpable, una danza delicada de dos cuerpos explorando y descubriendo nuevas sensaciones. Ron
movían en perfecta sincronía, cada empuje, cada caricia, los llevaba más cerca del clímax. Finalmente, cuando alcanzaron el éxta
, sintiendo por primera vez en mucho tiempo una extraña sensación de seguridad. Sus cuerpos permanecieron unidos, disfrutando de la c