¿Embrujo o Locura?
cristalino eran algo que lo dejaban perplejo con esa belleza. Él se consideraba amante del arte; de lo hermo
s maravillado cada vez. Allí no había ninguna firma de ningún artista; ni siquiera se habían molestado en escribi
xtendió la mano para alcanzar dicho cuadro, pero de repente un son
entras intentaba subir al desván, con u
e ayudo -dijo A
mano para que terminaba de subir. El corazón le había dado un vuelco de
ue recordaba haber tenido cuando quería ocultarle alguna travesura a sus padres o maestros. Pero en
ca este lugar?
rededores-. Aquí y el sótano son los lug
rina-. Lo bueno es que aún es de mañana y te
orneado brazo de él. No importaba el sudor, ya que ambos estaban en l
ás cambiado. Ella seguía asegurando que algo le sucedía a su amado cada vez que ponía los pies en dicho cuarto.
Muebles que los padres de Abel habían jurado que volverían a usar; ropa que no quisieron botar porque le tenían un cariñ
inservible a causa de la humedad que había en el lugar. Abel se había jurado no caer en la s
ento de no acabar; las cosas seguían apareciendo y Abel se preguntaba cómo ese lugar que parecía
tresante de lo que habían pensado. Luego de detenerse a comer un rico lonche que Karina había pre
r de haber parado y de que sus estómagos ya estaban llenos; era e
n? -inquirió é
-respondió ella viendo s
bel, quitándose el sudor de la frente-. S
or y ya mañana nos encargamos de lo demás -esbozera lo mejor para ambos. Desgastarse nunca era bueno, lo había ap
o volve
o-. A lo mejor nos resulta seguir
sigamos! -dijo Ka
aguas viejos y llenos de agujeros. Luego los dejó caer a
anto despertaban su curiosidad y Karina llegó a su
oven, con los ojos bien abierto
-esbozó Abel mientras
todo estéticas, pero eran agradables a la vista. Y allí, detrás de todos ellos estaba a
no para tocarlo, pero Abel se lo impidió, apartándol
ágiles. No hay que to
ó con molestia y se alejó un poco de él -Ni q
en una medida progresiva ¿Por qué se refería con tanta propiedad a ese cuadro de la mujer? Eso era l
n siquiera revisar lo que estaba cargando ¿Pero qué pretendía haciendo eso? Él solo observó sus m
parte de su esclava de plata se había anclado al plástico y en el momento
n poder haber hecho nada por Karina, porque todo pasó en una fracción de segun
l parecer un hilo de sangre recorría su cabeza y rostro. Abel sintió que el mundo se le iba encima y rápido la levant