Con la luz de la luna
les del amanecer me quedaba claro el que solo habían pasado quizás un par de horas; poniéndole más atención a mi ambiente parecía estar dentro de una bo
de que mis manos se encontraban atadas, a como pude y retorciéndome como un gusano logré ponerme de l
? - esa era la voz de Ryan, s
movió, parecía estar de rodillas así que me arrastre para llegar a él, ignorando el dolor de mi
su rostro tenía algunas manchas oscuras, el característico aroma metálico de la sangre llegó
pero lamento tanto él no haber
los
i, fuiste testigo de ello, no debiste de presenciarlo, nuestra existencia de
mbre lobo y admiré su trasformación, si no el hecho de que me iban a matar, yo no quería morir... no
pletamente, al estas ser abiertas, la exposición de la luz me lastimó un poco los ojos, risas
o de mí, me quejé de dolor, Ryan pareció quejarse y recibió un fuerte puñetazo en el rostro, ahora podía ver con más claridad
línea roja que habían dejado las cuerdas en ellas, el chico que me las quito se puso de cuclillas frente a mí, sus ojos tenían un color ve
l frente,
para después extender ambas manos al frente, hacia él, comenzó a rodear mis muñecas nuevamente escondiendo la marca roja que estaba en ellas, cuand
o retrocedí cerrando los ojos con fuerza, pero solo sentí una suave caricia en m
en camino, él decid
aron varios cachorros de dóberman, eran 5, dos adultos y tres cachorros, uno de ellos caminaba de una manera torpe y se notaba más delgado que los demás, los adultos se quedaron a los lados de la entrada m
ieran de esos hombres, era entendible, tanto los animales como los humanos tenemos un instinto de supervivencia fuerte, probablemente ellos eran como Ryan, hombres lobo, las probabilidades que tenían los canes de sobrevivir si se enfrentaban a ellos eran nulas, un gran
guantar más la impotencia, me puse de rodillas ignorando el dolor de mi cuerpo y
jen a ese cac
enseñaría porque no debían de subestimar a nadie sin importar lo débil o pequeño que fuera. En cuanto uno de ellos pateó al cachorro me levanté y corrí hacia ellos, ignoré la voz de Ryan mie
da una amenaza abierta a tantas posibilidades, pero no me
lo
té un quejido de dolor, pero no me aparté, escondí mi cabeza el cachorro estaba sumamente asustado pegado a mis muslos, comencé a recibir varias patadas, en brazos, costillas, muslos una que otra en
zaron al ataque, mordieron la pierna de dos de ellos quienes los arrojaron, pe
sufic
legaron los recuerdos de anoche que había olvidado, era él, quien entró en mi habitación y po