Perfecto Desconocido
í con la cabeza, pues mi voz no sal
de encima mío y dándome de su man
bajó mi vestido en un sol
re, con un buen cuerpo y un atractivo que detiene el corazón de cualquiera, mientras yo soy gordita y un poco bajita, pero con un enorme corazón. No voy a negar, al principio de nuestra relación
dad. Es gracias a él que mis inseguridade
ió a besarme, mucho
ó una risita ronca que me erizó la
iendo con gran ansiedad y deleite su buen trabado pecho y abdomen. Aprovechando, acaricié su vientre con las palmas
-tragó saliv
, quité del cinturón y empecé a bajar su pantalón y su bóx
o sin llegar a hacer tanta fuerza, y acercó sus labios a los
¿Qué le haga una invitació
r permiso para tomar
onces
hay más que
pantalón y el bóxer sin dejar de besarme. Sus manos no tardaron en empezar a recorrer mi cuerpo con gran d
ir sus dedos en mi interior. Los movimientos circulares, profundos, rápidos y certeros me llevaron a la mismísima g
siempre -cerré los ojos a causa del inmenso cosquilleo
ndo las mismísimas e
convierte en una mujer tan melosa. Además de que, ¿cómo no s
usaba. Mi cuerpo perdió toda energía, pero sin dejar aun de estar caliente. Sus dedos hicieron una
-murmuró so
Eh
e no hubieran pétalos de rosas, velas y un aroma exquisito en el aire nos envolvía. ¿Cómo no me di cuenta antes de lo hermoso que
n beso en el dorso de la misma, antes
vida -sonre
acomodaba atrás de mí. Mi espalda tocó su pecho y mi trasero sin
Vi
fav
rdad tengo la
en estos detalles que siempre tienes conmigo, sino e
que queremos a un futuro. Yo veo mi futuro a tu lado; cada amanecer lo quiero despertar estando solo junto a ti, teniendo cientos de niños corriendo por los pasillos de esta casa tan grande. Verte dormir
más. Voltee la cara para verlo mejor. El gris de sus ojos son un imán
l aliento en espera de
es el bien que necesito para mis miedos, y el ma
os. Seguidamente tomó mi mano, y metió uno de mis dedos en su boca; no supe cuál, sino hasta que lo sac
la madre mis hijos para siempre, Sara Harris? -besó el anillo junto con mi dedo, y
ivamente lo besé, con las lágrimas cayendo sin cesar de mis ojos. Esta felicida