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Casada por obligación 1865

Capítulo 4 Deberes de esposa

Palabras:1265    |    Actualizado en: 18/11/2024

ada pero al menos he quit

eo ahí parado. Sin poder evitarlo doy un grito. Po

or otra parte ya se ha vuelto habitual, yo hago lo

no puedo evitar nada m

ira

r lo que levantó la cabeza y lo miró los ojos. Durant

ormir, est

e quedo dormida pero despierto cuando descorren las cortinas, me

ian las sábanas, me miran disimuladame

regañar. Después de recoger mi desayuno voy a lavarlo como se me ha indicado en la nota que

polvo. Si mis hermanas vieran mi vida aho

do pero poco a poco iré aprendiendo. Por hoy ya no tengo más trabajo así que podré repasar un poco más. Lo único que

fui clara con tus

pere a mi esposo despierta, me miró du

rte- respo

vez terminada me levanto, recojo la mesa y lavo los cacharros. Mientras estoy secando los platos pienso en s

ada edificación. Hubiese sido más fácil si alguien me hici

hablar de manera a

dejarías de ver y

que le preocupa y debería de estar cont

ida. Se que igual no es lo que esperabas pero pudiste c

encia. Y no me haga recordarle su posición en esta casa, no he dicho nada de lo que e

nzo a llorar. Acaso me merezco esto, acaso le he hecho algo malo, acaso no l

lo que me excuso a la hora de cenar, al

se que algo tenía que haber pasado ayer y no pasó, primero

ado en consumar nuestro matrimonio así q

esitas que venga el doctor?-

- respondo sin mo

te y se mete

quito los adornos. Me lo pongo y recojo mi pelo en un moño bajo, ahora si parezco u

a más de las indicadas, tomo mi

ya he aprendido bastante bien el idioma.

se vestido pero no dijo nada. Lo lavo cada

vida es tranquila, tengo comida y un techo bajo mi cabeza

ablos, aquí nadie suele venir

e es pelirroja con el cabello rizado, lleva un vestido

que no eres bien recibida en esta c

como yo, además en el pueblo dicen que no vale mucho es poquita cosa. Por e

o asustada, ellos me miran. Pero creo que ninguno me reconoce y de hacerl

n mi lugar y como otro

demasiado lejos, ahora hasta

con eso, no le he dicho l

ro las heridas de mis rodillas, nunca pensé que limpiar los suelos de piedra fuera tan d

l trabajo y y aunque creen que no las entie

sto. Podría irme de aquí y trabajar en otro lugar. Allí me pagarían un jornal y con el tiempo podría comprar una casa y un pequeño terreno.

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