Apareada con los Matones Cuatrillizos
u
lo que había escuchado y no dejaba de mirarlos esperando que dijeran que era una broma. Recé con fuerza para q
tar cerca de ellos. Me agarré del cabello para concentrarme. ¿Realmente los hermanos eran mis compañeros? Los Alfas que habían hec
izarme. Sentí que iba a perder la cabeza, este era un momento que había estado esperan
ncontraría a mi compañero, me transformaría y finalmente podría ser libre. Había pensando que podría dejar
rvaba a los hermanos, no podía evitar sentir un mal sabor de boca. Ellos me miraban absortos como si estuvieran viendo un ángel bajado del cielo, pero yo no podía v
, noso
-les pedí fulminánd
La expresión de Blair era idéntica a la de su hermano. Estoy segura de que ambos presentían que los rechazaría. No podía creer que la diosa me odiara tanto. Había decidido qu
, no nos trates como si fuér
n todo lo que me han hecho -l
us compañeros vamos a cuidar muy bien -m
omo mis compañeros! -l
la cara, pero no les duró esto mucho tiempo porque
rmuré con la v
-gruñ
i habitación
u, no te vamos a dejar sola. Nunca más estarás sola -me aseguró Asher. Casi en perfecta co
os, pero no titubeé. Ambos se detuvieron en el acto. As
ciendo con eso? Es
preguntó Blair con susto-. Deja
lminé con la mirada y apreté las manos. Era cierto que no la había usado nunca, pero eso no significaba que no la usaría
les juro que les disparo -les grité,
r con calma, pero me negué-. ¡Dije
bos. Como ambos eran Alfas, la esquivaron a tiempo, pero Asher tuvo la mala suerte de ser un segundo lento y la ba
que los hubiera rechazado de esta forma. Estuve a punto de dar mi b
repente, me comenzó a doler la cabeza y solté un gruñido. El dolor era tan grande que
l agujas me estaban perforando y mis órganos se estaban moviendo por todos lados. Me concen
estaba a punto de pe
librio. Todo se volvió negro y se me cayó la pistola al s