No Fui Su Incubadora, Soy Su Dueña
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e puse lencería de seda esperand
abía programado una fecundación in vit
"amor" y sus besos eran para mi p
la puerta cómo s
ra para darles un heredero y luego desech
anado para salvar sus empresas, y mi esposo
que yo no soy la sumisa Es
heredera de Rocco Pujol, el m
con los embriones contra el suelo,
ma, sino como la dueña de las empres
l divorcio o prepárese
ítu
ella
queño y elegante reloj. Representaba el tiempo que creí nuestro. No era el primer regalo que Mau
oches eran silenciosas. Nuestras camas, frías. Habíamos prometido amor
s de que el hielo se instalara entre nosotros. Encendí las velas. Preparé su bebida favorita. Cada m
s buscaron los suyos. Pero los suyos evitaron los míos. Le ofrecí una sonrisa.
ndo, Estrella?" S
ió. Se fue en el aire gélido que lo rodeaba. "
imidad que no siento? Te equivocas" . Cruzó los brazos. Su mandíbula estaba apretada. "Ya he hecho los arreglo
é helada. El corazón era un témpano. ¿Era esto todo lo que yo valía? ¿Un vientre? ¿Un recipiente para la
otra vez. Me levanté. La cabeza me daba vueltas. Necesitaba respuestas. Algo que diera
d", "esposo me desprecia", "FIV sin consentimiento". Cada resultado, un ref
nada. ¿Era esto normal? ¿Era yo el problema? Cuanto más leía, menos e
lado. El hueco en la cama, frío y vacío, era un espejo de mi pr
isas. Susurros. Venían del despacho de Mauricio, abajo. Mi sangre s
e vi me robó el aliento. Mauricio, en sus brazos, no estaba solo. Sus labios,
lona. Mi cuerpo se tambaleó. No era solo la traición de Mauricio. Era la puñalada de
llena de una ternura que nunca me había mostrado. "Mi amor" . Esas palabras, des
No pude respirar. Me di la vuelta, tropezando con mis propios pies, y corrí. Corrí sin ru
e, o el destino, tenía otros planes. Sobre la encimera, brillante y olvid
iera. Pero la desesperación era más fuerte. La curiosidad, una bestia hamb
é hacia arriba, mis ojos devorando las palabras. Un plan. Un
ego, la soltaremos. Nadie se interpondrá entre tú y Felipa" . Las palabras danzaban ante
Estrella" . "Navarro es un buen partido" . Yo, la hija "recuperada" , la intrus
ían como un objeto inútil. Una vez que hubiera cumplido mi propósito. El futuro q
nate Rocco Pujol. El hombre más rico de México. Había regresado por un tonto sen
Estrella" , me habían dicho. Su familia, en decadencia, necesitaba la alianza co
el rescate. Aquella vez en la hacienda cuando casi me ahogo. Él me sacó del ag
en su mirada. En sus palabras. Había anhelado su toque. Su afecto. Me había enamorad
que, inexistente. Me había convertido en una habitación vacía en su vida. Es
promesa de afecto. Todo era para Felipa. Él me negó la intimidad
cer tanto desprecio? Tanta humillación. Mi amor. Mi lealtad. Todo
tes esporádicas, ahora caían a torrentes. Empañando mi visión. El teléfono d
doptiva, Elena Pujol, iluminó la pantalla. Un rayo de luz en mi oscurida
ucho muy animada" . Su voz, suave y preocupada, me envolvió como un cálido abrazo. "¿P
desgarrador brotó de mi garganta. Y las palabras se a
cular: "Quiero volver a casa, m
. Su voz se endureció. Se volvió protectora. "¿Qué dices? ¿Qué
como el acero. "Empaca tus cosas. Mando el jet privado ahora mismo. E
brutalmente con mi realidad. "Eres mi hija, Estrella. No dejaré qu
s telecomunicaciones con un imperio que abarcaba continentes. Su nombre era sinónimo de
No esperaban nada a cambio. Solo mi felicidad. Había renunciado a
ca fue real. Por esa deuda de gratitud por un rescate que ahora,