El arrepentimiento del Don de la Mafia: Ella se ha ido para siempre
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diez años como si fuera una ofrenda sagrada, lista p
ho, escuché a Julián decirle a su lugarteniente que
convertirme en el Patrón mientras cuido a un fantasma mu
fia por las rutas comerciales de su pad
urrió en esa oficina. Sucedió en
zándose bajo nosotros hacia un barran
apada en el fondo. Le
un "lo siento" sin vo
ad para asegurar su alianza. Me
l hombre que había jurado un pacto de sangre para prot
io finalmente me tr
quiv
sa tumba y desaparecí d
ad, no como su protegida rota, sino
lería, luciendo destrozado y ro
tamente a los
amaba murió en es
ítu
e vista
bía pronunciado en una década en
r regalada al hombre que
rta, lo escuché decirle al lugarteniente que yo
pia estaba entreabierta, ape
a que la verdad se desliza
el rostro radiante de orgullo profesional porque mis cuer
uera a sorpre
ero de los Villarrea
do la palabra
liá
su no
e me había aprisionado desde que el coche bomba se llev
real, apretando el dobladillo de mi vestido
nos te
ente al hilo de luz
estab
oba, desmontando una Glock 19 con la gracia let
o al mando, estab
o tintineando contra la licorera-. Quiere que se finalice la ex
nr
la dist
e él había sacado de l
que juró proteger c
to de empuja
rcos. Es una carga -corrig
congeló sob
ave retumbo que escuchaba c
fr
de un Cap
el cañón del arma-. No puedo convertirme en un Hombre de Respeto mientras cuido a un fantasma. El Pa
l pasillo se
ombeaban, pero
lento-. Envíala a una clínica en Suiza. Cásate co
pe
ue Julián
dijera que yo
montar la corred
c-cl
n dolor de cabeza, pero trae poder. Grac
r
nido cort
ombros -dijo, inspeccionando la mir
paso
cieron ruido en l
ntasma, desp
é la ga
avía estaba allí, pesad
a tr
a ce
ío corredor, pasando bajo los retratos de h
llo
ardado para mi recuperaci
ue el Dr. Estrada
ablar con
blar con él
del que se quej
n ese p
jó era alguien que él