La despiadada revancha de la novia plantada
melia
espués de enviar el correo de renuncia, el dolor seguía ahí. No era el dolor del arrepentimiento por
as para AG Diseños. Un proyecto en el que había vertido mi corazón y mi alma. Debería haber estado extasiada. Quería celebrar, sentir esa familiar ol
enlace de video. Mi dedo flotó sobre él, una
s que ninguna pareja, y mucho menos un hombre y su becaria, deberían estar haciendo. El video terminaba con Cortney recostada sobre Gabe, susurránd
blaba en los bordes. No recuerdo haber conducido hasta el penthouse, solo la frenética oleada de adren
staba sin seguro. La abrí de golpe, el sonido resonando en el elegante espacio. Gabe y Cortney estaban en la sala, aje
Ga
un grito cr
posaron en la botella de vino. La arrebaté, mi mano temblando de furia, y la arrojé hacia ellos.
do por mi rostro. Quería una explicación. Quería una discu
tro de Gabe se co
con mi mejilla con un chasquido repugnante. La fuerza del golpe me hizo caer, mi cabeza golpeando el borde de la elegante me
or físico no era nada comparado con la agonía de mi corazón. Lo miré, mi visión borrosa. Por un segundo fugaz, creí ver un de
us ojos ardiendo, protegien
suficiente esc
rdiendo. Yo era la víctima, pero él me trataba como la agresora. Sentí una
to. Los susurros me seguían por los pasillos. La narrativa cambió, moldeada por Gabe y Cortney. De repente, Cortney era la "
. Luego vino la humillación final: hizo que un florista entregara cientos de ramos de rosas a la oficina de Cortney, llenando todo el piso con su aroma. "Para mi musa",
Gabe me había cegado, me había vuelto sorda a las señales de advertencia, ajena a la podredumbre insidiosa que consumí
nuestra vida compartida. Fue la traición definitiva. Mi corazón, una vez tan lleno de amor por él, se sentía como una cáscara marchita y vacía.