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De Esposa Estéril A La Reina Del Don

De Esposa Estéril A La Reina Del Don

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1122    |    Actualizado en: 11/12/2025

o de dinero cuando mi esposo me pidió

ujer a la que intentaba sobornar llevaba puesto

s ojos, usando su m

, Aitana. Tiene cinc

forme. Llevaba mis joyas y miraba a m

confronté, Damián la protegió. Me m

-se burló-. Algo q

costado millones de pesos tratar

a de recibir el expedi

robaba que esos cin

una vasectomía en secreto seis meses antes

orosos, hormonas y vergüenza, todo mientras financi

a violencia de mi mundo para que pudier

na Garza. Nosot

y marqué el núm

iero que no tenga nada. Qu

ítu

vista d

del Pacífico cuando mi esposo me pidió dos millones de pesos para asegurar la

es segundos en regis

a el rasguño agresivo de mi pluma contra el papel grueso

té la

e pie en la cab

millones para crear. Su traje era de lana italiana hecho a medida;

ando de reojo hacia la puerta de la cocina

a mesa. Hizo un clic

rle el sueldo a

eciso que usaba mi padre momento

so que desarrolló cada vez que tenía que p

sando mal,

y practicado que usaba para decirles a las fami

o hijos que

silla. El cuero c

ealmente l

al que había protegido de la sangre y la violencia de mi mund

acia la puerta

a abrió co

r, vestía un suéter de cachemira ajustado que se tensaba con

aretes Chanel vintage que mi padre me había

arpa

gri

tros no gritamos. N

mirada ha

jores lugartenientes -dije, mi voz peligrosamente tranquila-. Y quieres

ntió con e

nemos tanto, Aitana. ¿Por

oyando las ma

ero. Dinero

n la habitación

a decir. Estaba feliz de gastar el dinero

fé. Se quedó más ti

casual e íntimo que me revolvió el estómago.

uiera que no hubiera pasado cinco a

yo

a Cas

s arete

sus dedos r

amián me los regaló. Dijo que eran

ue siguió fue

miró, el terror des

o sa

ero se había acomodado. Había olvidado que la mujer sentada

se de

ela -

se en

N

edó suspendid

ía dicho que no. N

necesita. Necesito su ayuda con la casa. Nunca estás aquí, Ai

scribir la historia, pintándome como la vi

es resonaban rítmicament

a centímet

cuello. Se mezclaba con la colonia cara que l

de sus hijo

era un

se estr

sangre de otro hombre porque no pu

perdió t

Su agarre era fuert

s -siseó-. No

hara la verdad sobre su cuerpo roto. Sobre la v

mano en

miré a

me, Damián. O te recordaré exactam

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