Desde la Ruina: El Resurgimiento del Fotógrafo
e escaparme a una fiesta en una parte de la ciudad que no conocía. Mi pad
lo
calle poco iluminada. Fue entonces cuando aparecieron. Tres de ellos, figuras sombrías que emergían de un cal
ellos, fuerte. Él maldijo, aflojando su agarre. Me liberé. Corrí. A cieg
des marcadas con grafitis, el hedor a cerveza rancia y desesperación. Las farolas p
cé, mi tobillo se torció en un adoq
menazante, vino de detrás de mí.
. Borracha.
parándome para el i
arne. Abrí los ojos. Un joven, apenas mayor que yo, se interpuso entre mi atacante y yo.
sobre sus ojos, pero su mirada era aguda, enfocada. Recibió un golpe en la mandíbula
En ese momento
staba magullado, sangrando, con el labio partido. Pero se
. Un montaje. Él siempre lo supo. Pero yo no. Era una chica ingenua,
és), me volví hacia él. Su nombre era Conrad Keller. Era un chico local, sin familia de la que hablar, sol
. Me necesitaba. Y yo, en mi ignorancia juv
pesar de mi corazón acelerado. "Él me salvó. N
imperio financiero de la nada, miró a Conrad con una mirada
ión, quizás. O tal vez simplemente me amaba dema
onstante. Él tenía dieciocho, yo dieciséis. Vivía en la casa
s. Mi padre solía decir: "Ese chico tiene
los libros que mi padre le compraba. Sobresalió. Obtuvo una beca compl
habitación, su rostro iluminado con una alegría que nun
¡Entré!". Me ha
endo con él. Mi propia aceptaci
e. Me lo dieron todo. Un hogar. Una oportunidad". Hizo una pausa, su m
todo mi cor