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Los Trece Años de Sus Mentiras

Capítulo 4 

Palabras:1429    |    Actualizado en: 18/12/2025

ban en mis oídos, sellando mi destino, extinguiendo las últimas brasas de un amor

suelo, atrayendo todas las miradas hacia mí. Mi so

del silencio atónito-. Creo que ya he tenido suficient

verme. Cada paso era un esfuerzo agonizante, pero seguí adelante, i

mí, agarrándome del brazo, su tacto ahora no deseado, repulsivo-. Abril, por favor. Déjame

razo, mi mirad

lio. Lo sentías.

orsionó en una má

er a Kendra. Estaba molesta

en mi boca-. O manipuladora. Siempr

la acusación da

. Sabes que sí. Este no es un buen momen

su propia creación. Pero no podía salvarlo. Solo podía salvarme a mí misma. Sus palabras, s

rostro surcado de lágrimas, su tobillo vendado haciéndola parecer

Braulio, tengo tanto miedo! ¡Lucas fue tan malo! Por favor, llévame a casa. No me sie

mandíbula se tensó. Parecía dividido, pero yo y

nte. Mi corazón, aunque entumecido, registró e

ro se detuvo a nuestro lado. Mi t

erta del auto y me deslicé dentro, dejando a Braulio y Kendra de pie bajo el

leta de mano, llena de lo esencial. El resto de mis pertenencias, los años de recuerdos acumulados, arreglé q

to unas cuantas veces más, mensajes de voz llenos de súplicas desesperadas y disculpas a medias por sus palabras en la f

que era él. Abrí la puerta. Braulio estaba allí, su rostro gr

gruñó, su voz baja y pe

o, genuinamen

estás h

ándose en puños-. ¡Sus padres! ¡Los sobornaste,

e daba

tengo idea de lo

una máscara de desesperación fabricada. Se aferró al

dijo a mis padres cosas terribles sobre mí, sobre nosotros! ¡Los

. La audacia. La pura

o es verdad! ¡No he habla

hando. Sus ojos estaban fijo

contó todo! ¡Siempre la has odiado!

pulido suelo de madera. Mi cabeza golpeó el borde de la mesa de centro con un golpe nauseabundo. Un

avizó. Un destello de genuina preocupación. Pero entonces, los sollozos de Kendra, sus jadeos ex

ra, Abril -exigió, su

o mi visión, una risa amar

? ¿Por sus mentira

elevándose, una vena palpitando en su s

itando, mi cuerpo adolorido. Mi mirad

. No me perdones nunca. Porque no me disculparé por a

s muy abiertos con una mez

o-. Entonces se acabó, Abril. Realm

rás de él, y salió furioso del departamento, cerrando la puer

de los últimos cinco años. Mi teléfono vibró de nuevo. Esta vez, era un itinerario. Un programa detallado para mi boda con

de mano, me limpié la sangre de la sien con el dorso de la mano y salí del departamento,

to se cristalizó en mi mente: *Él no estará allí. No

s de Kendra, escuchando su historia cuidadosamente ensayada de la «manipulación» y los «sobornos» de Abril. Los había obligado a firmar un documento prometiendo cortar los l

ntiguo grupo de chat milita

enter

ran no

Grupo Rivas fin

iempre supe que se conse

O rival. Dinero viejo, influencia formidable. Respetaba a Diego, aunque fue

digio del derecho corporativo Abr

a sacudida fría y nauseabunda. Sus ojos se fijaron en los nombres, las palabras volviéndose borro

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