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Los Trece Años de Sus Mentiras

Capítulo 3 

Palabras:1746    |    Actualizado en: 18/12/2025

das y finales. No parecía haberlas registrado por completo, su mente todavía tambaleándose por los eventos d

! -Era la voz de Kendra, aguda c

n golpe nauseabundo y una serie

n enteramente enfocada en Kendra. Se había ido, abandonándome en el polvo y la

léfono vibró en mi mano. Un mensaje de un número des

apasionado momentos antes. Debajo, una leyenda: «Es mío, Abril. Siempre lo ha sido. Siempre lo

orcido, y yo había sido un peón. La foto, una puñalada final y definitiva al corazón. Confirmaba lo q

llorando. No quedaban más lágrimas que derramar. Solo un vacío profundo y doloroso. Yo era

a desolada bodega, vi a Braulio acurrucado sobre Kendra en el pavimento, los paramédicos ya llegando. Ni si

áticamente. No solo mi ropa, sino mi vida, mis sueños, mi propia identidad. Cada artículo que colocaba en la maleta era un paso para cortar los lazos que me unían a Braulio y su sofocante

nte, de cuidador preocupado. A la mañana siguiente, recibí un mensaje de texto de él: «Kendra est

a cansada de escuchar sus explicaciones, sus excus

. Abrí, mi rostro impasible. Estaba allí, desaliñado, con los ojos enrojecidos e inyectados en

ió, su voz ronca por el agotamiento y la fru

-respondí, mi voz

rtamento medio vacío, las maletas abiertas. U

¿Para qué?

su rostro, desprovista de emoción-

díbula

hueco-. ¿Estás molesta por lo de Kendra? Te lo dije, está bien. Solo un pequeño accidente. Me ase

podía suavizar con promesas vacías y palabras tranquilizadoras. Su incapacidad para comp

-declaré, ignorando sus sú

os por la incredulid

edes simplemente... irte. ¡Nos vamos a casar! ¿Recuerdas? ¡La votac

repitiendo las mismas línea

ensaré. Te daré la fiesta de compromiso más lujosa que hayas visto esta

tamente, una sonrisa tr

promiso, Braulio. Habrá

l ceño, c

despedida? ¿Qu

tación final y amarga-. Por los viejos

era una forma enrevesada para que yo lo perdonara, para volver con él. Estaba tan completa y de

parecido a la tristeza se agitó dentro de mí. Este era nuestro lugar de reunión de la universi

evo, su tobillo ahora fuertemente vendado, una muleta apoyada contra el tabl

-pregunté, mi voz tra

eca, pasándose una

me. Ya sabes cómo se pone. -Logró una sonrisa débil-.

mi mirada recorriend

inquietantemente tranquila, un marcado contr

lta de reacción, mi comportamiento distante. Había esperado lágrimas, ira, un

liares nos inundó. Nuestros amigos de la universidad, un

amigo, levantando una copa-. ¡Ya era hora

inter

ión del amor verdadero!

sombría realidad. Braulio forzó una sonrisa, su brazo apretándose alrededor de mi

e en su muleta-. Todavía esperando ese anuncio oficial del consejo de

. Apretó mi cintura, una súplica si

eto. -Sus ojos, sin embargo, estaban fijos en lo

pequeña caja sellada que habíamos enterrado en nuestros días de un

ño de convertirse en una artista exitosa, lo que ahora era. Luego vino

o. Su deseo, escrito con su letra juvenil, decía: «C

. Braulio sonrió radiante, apretando

ata deslustrada. Mi deseo, escrito con la ingenua esperanza de una chica

La simplicidad de mi deseo, ahora tan lejos

s ojos, abrió su caja. Su deseo, garabateado con una letra demasiado dramát

a, los celos apenas velados, flotaban pesadamente e

tro-, parece que mi deseo ya se ha hecho realidad

s. Sus rostros registraron asco, vergüenza y una creciente comprensión. Kendra,

ente ebrio, Lucas, tropezó hacia Kendra, su ros

metiéndote con Abril y Braulio! ¡Solo eres una niña mimada

entró en acción. Empujó a Lucas hacia a

as! -rugió, su voz lle

nte alrededor de la cintura de Kendra, atrayéndola cerca. Sus

n una posesividad que me heló hasta los huesos-. ¡Y

i mujer*. No yo. Nunca yo. Mi corazón, ya destroza

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