El Guerrero Olvidado©
ítu
e la mente
usurro, su mirada permanecía inquieta, buscando por los alrededores de este esté desconocido mundo, sin embargo, después de un largo rato no pudo enc
os, de la cual, protegidas por unos guantes oscuro como la misma noche más oscura que has
ar, para un mundo bélico. – No me gusta esto... No sé dónde estoy, mi identidad está en un mar profundo lleno de obstáculos por pasar.... – Suspiro con suavidad, seguidamente unas de sus manos se posaron en su pecho, el lado donde el corazón se ubicaba, sintió como su corazón se llenaba de diferentes emociones, sentía como estaba al b
que caían, una luz aparecía, iluminando con fervor a la oscuridad. La figura del gue
tanto en el
rvando la nada, perdido en otra realidad
ez que gritaba para llamar su atención, pero no parecía funcionar, se veía perdido, tan perdido en su mun
salió de ese estado de trance, y a causa de eso, empezó a ver los alrededores con
as inquietudes salieron a flotes, dudas y dudas surgían dentro de su mente, pero no
arle para que ahora venga a responderle como si nada, soltó un largo sus
erno silencio, viendo un pequ
que estaba frente suyo, le daba un mal augurio, su presencia se sentía pesada, no sofocante, simplemente pesada, su apariencia que parecía
ortarían su vida, pero al menos viviría un tiempo de paz. -Estoy incomodo... ¿Lo causara él? - pensó para sí mismo, observándolo detenidamente, debía hablar c
me habrá dejado allí, no tengo repuesta. En este pueblo quizás lo encuentre, y si no, pues habrá que seguir marchando. - dejo las cosas claras, para evitar más confrontación, ya había notado como el guardián se tensaba a
una mano y apoyando en el metal en el hombro que estaba protegido por la armadura, mientras hacía tal cosa, seguía pensando en la decr hacia su guardia, tomando su posición de guardián, dejando las cosas en manos de s
o tomada. Mas tardes hablaría con él, después de todo, en este mundo no cualquiera ayudaba a otros sin razones, sin intenciones detrás de todo. - Acércate chico,
cumento y un pasaje de viajero, cosa que agradeció profundamente. Luego de un rato, se quedó estático, aunque su expresión no era leíble, pues su rostro, su identidad estaba prot
sonas. No. Era un fantasma para las personas, sin embargo, emitía una presencia "poderosa", enojada y aterradoramente calmada, tratando de respirar hondamente,
entrar a una b
una sola g
el caos s
suceda, nad