El Guerrero Olvidado©
ítu
e estremecía por las melodías que escuchaba, productos de los instrumentos que usaban las bandas, o personas. E
muchas veces en la ignorancia, sin importar si es mala o no es. No siempre la información es bonita, imagina como se siente un ser omnisciente, vacío. Después de tod
nas que se le cruzaban en su camino, no de forma exagerada sino más bien moderado, tenía educación como cualquier otro humano.... Pero siempre las excepc
cerca de dicha barra, coloco sus brazos de manera modesta sobre la barra, dejando ver unos guantes plateados
estaba protegido por un casco que escondía la mayor parte de su rostro, dejand
o, aun así, llego alguien, un camarero de barra hacia él, ate
sonrisa en su rostro, aunque sus ojos le miraban in
segundos, luego soltó un pequeño suspiro, agachando un poco su cabeza mient
un golpeando con delicadeza la barra, sie
os vinos se vinieron en su mente. - Tenemos Hipocrás, un vino popular... y el Claurell, un vino de la realeza, tenemos unos cuantos aquí ¿Cuál des
o un poco el aire, seguidamente suspirar por la boca. – Deme u
o, con su otra mano, sostenía una copa, de manera modesta, notándose ese aire de arrogancia al sostener esa copa, como si orgulloso de servir u
e la realeza en la copa, entregándolo a Caos, quien miraba con cautela los a
gunto curioso con una ceja arqueada, mientras limpiaba un v
desconocida para él, pero una conexión familiar sentía con esa entidad, no sabía el porqué, pero todavía no era el momento de saberlo cuando s
preso un tanto interesado por el nombre del di
eo que planea irse... - fingió tristeza y sollozo falsamente de manera exagerada, atrayendo la atención de unos clientes y persona
bolsa llena de monedas a la barr
rietos al "guardián", se acercó a la bolsa, y en el acto, la abrió, aquella e
quedaban viendo estúpidamente - ¡¿Qué esperan? ¡Busque a ese maldito guardián! – Exclamo con su furia contenida, golpeando la barra con fuerza ocasionado qu
el Reino Moon
e rio burlón, recordando cómo le robo la bolsa de oro a un bandido que pasaba por casualidad enfrente suyo en aquel bar. Y lejos de terminar sus recuerdos pasados, te
rero, alejándose inmediatamente del lugar ante
nas de manera violenta en aquella cafetería, rompiendo ese amb
ano izquierda, en su rostro morocho tenía una cicatriz en el medio de su ojo derecho, su cuerpo era triangular y con
rse al ser contagiado inevitablemente por ese miedo interior, no era por la apariencia intimidante del tipo pues, ya había visto varias personas así. No, no era su apariencia más bien era su presencia. Se sentía
r su respiración agitada, ganándose una m
, y cubriera sus rodillas con sus brazos atemorizada, se sentía impotente, era la primera vez que estaba en est
era más... ¿Ambiguo? También pudo observar que en su mano derecha sostenía una espada, y cuando menos se lo espero, atravesó el filo del metal en la espalda del hombre, especialmente en la zona donde estaba ubicado el hígado. Provocando que el hombre, soltara gemido del dolor, cayendo arrodillado en el proceso, viendo con horror como una espada lo atravesó casi completamente, y cuando el guardián retiro
xtremidad de algún que otro bandido, cortando ferozmente el cuello de uno, esquivando por poco una travesada del pecho con su escudo, y seguidamente giro en 18
ción, miro a los alrededores, observando como las demás personas lo veían temblorosos, el miedo habitaba en sus ojos. Seguidamente dirigió su mirada en l
uesto al anterior, cada palabra que menciono sonaron firme y fuerte, que incluso colmo en los pensam
u camino, tras salir de la cafetería, caminando como nada pasase no importando si su apar