¡Déjame!
á pasando?
n nego
Qué
que todos mis intentos fueron en vano, a Fabiola también la tenían, amarrada en el suelo,
manos y pies, pero no sé si eso fue mejor o peor; el camión se detuvo y abrieron sus compuertas, nos volvieron a tomar, pero esta vez nos drogaron, recuerdo que solo sentí el pinchazo de
terior y un blusón, estaba descalza y despeinada, con mi maquillaje corrido por todas la
nces é
ó, con esa mirada de amor que
, que está pas
nada, pero tú tienes que colab
n eq
i, a mi mujer, y yo tengo un cont
qué se
oderosas, te acostarás con todos ellos, cuand
tuta por una semana y ya, regresas a tu casa con tu amad
a de trapo que no siente, la cual pueden jalar, tirar y romper las veces q
metido amor eterno y cuidarnos y respetarnos hasta la muerte ante los ojos de Dios, y resuelta que ahora me está diciendo que si me acuesto
eer de verdad lo que me estás diciendo y menos
na semana, es como estar conmigo, pero serán otra
rencor y odio en el momento, c
mujer de cabello largo negro, la reconocí al instante, aquella abogada que conocí en México y junto con ella estaba Fabiola, estaba completamente drogada, mi amiga, casi hermana, no tenía consciencia de nada, no sabía que decía ni que hacía ni mucho menos donde estaba; yo la sostuve en mis brazos y la abracé, me mantuve un buen rato con ella
cumplir e
ás lo
ver a tu amiga m
ndo se
furecida de estos dos hombres que la sostenían, – Por favor no le hagan nada – fue l
pero ya me lo habías n
pañero que me sostenía por la cintura, observé por segundos que fueron horas de tortura, como ese mo
e cuidaran, cuando ingresé a la universidad gracias a una beca de estudio, la conocí a ella, el primer día, las dos perdidas buscando el aula de clase, y desde ese día supe que ella
e ni note cuando Simón
a que te despidas, ese
ya la única persona que me importaba no estaba con vida
s, mientras la sostenía me di cuenta de que tenía algo en el bolsillo de
món, tu vida es luz para mí, eres la hermana que siempre soñé tener y agradezco a la vida y a Dios por haberte puesto en mi camino, cuando me encontraba más perdida que nun
ue no me merece, pero la vida volvió a hacer su jugada y ahora serás tía, me enteré hace una semana no me culpes,
olo sé que entraron unas personas y cuando intentaron tomar su cuerpo yo actué como una leona, me volví completamente loca, me c
, tenemos que irnos – Menci
estaba atada de pies y manos, y ape
ba emb
e que habla
, estaba e
o lo hubiese sabido – No hubi
in compasión de ella, de
den de arriba, yo solo
n asesinar a los dos – Pero tal vez eso era lo que yo quería – así que me subieron como un rehén, y me encerraron en un camarote. Estuve por varios minutos buscando algo que me ayudara a sa