La niña del morichal
a del
plácidamente en señal de un profundo sueño. Los minutos transcurren lentamente mientras los dolores se incrementan lo cual ocasiona que l
a Cristina,
l despierta que tengo
ción y sin perder tiempo se viste, agarra la cartera que e
el cuñado Humberto para que nos lleve
ta de seda, al pasar frente al espejo observa el dolor reflejado en su cara, agarra el bolso de cuero en donde ti
o a la casa de su cuñado, con la linterna en una de sus manos apura el paso saltando
son muy pocas las carreteras asfaltadas en estos pueblos rurales y los habitantes tiene
e cuarenta y tres años de edad, casado desde hace tres años con la hermosa Cristina, dedicado a las labore
e su cuñado Humberto ha sido de gran importancia para la compra y traslado de materiales, artíc
de peces, la diversidad de flora y fauna de la zona, han hecho más llevadera la
la productos del ordeño de las vacas, le ha permitido comprar ropa para bebe de ambos sexos, ante la incertidumbre de saber
rmiendo pero los insistentes ladridos del perro y los gritos del visitante logran que se enciendan las luces del corredor, a los pocos minutos la fi
s, que pasa le sucedi
erto, corre y saca el carro que ha tu h
mo la cartera y las llaves de la camioneta Ford año 1979, le dio un beso en la mejilla a su mujer tratando de no despertarla a esa hora de
ara las tres de la madrugada cuando la angustiada Cristina siente las cornetas
ueble y a paso lento se dirige hacia la puerta y en ese preciso momento Jos
ta mujer, com
la camioneta para dirigi
diato ingreso de Cristina a la sala de parto José Miguel y su cuñado se sientan en las sillas de la sala de espera. Los minutos transcu
r, es usted el padre
resión de alegría en su r
tor, soy el hombre
n emocionados mientras el medico
hermano. Deberá esperar por indicaciones médicas un día de reposo para ser dada de
e pondremos a
empo José Mig
rla Ana Cristina, en honor a mi qu
ermosa niña, estoy de acuer
te Humbert
e para mi be
de las enfermeras con una ca
en un nombre para la niña, debo llenar
madre r
lamara, Ana Cristi
a la casa del morichal. La felicidad embarga el rostro de ambos padres mientras la pequeña duerme plácidam
a al vehículo y para que los viajeros estiren un poco las piernas, se tomen un café o Cristina vaya al baño
ncertar a las aves y animales domésticos que merodean por los alrededores de la vivienda familiar. Los pad
on su alegre canto. En el corredor de la casa José Miguel reposa en el corredor sentado sobre la silla mecedora. Mientras a
Cantan las ave
Maúllan los ga
Silva un lorito
Cerca del cuart
ia Peña Rosales y esa noche estando Humberto Rosales, tío de Ana Cristina en un
emos los miaos, por el n
risa Humbe
José Miguel para or
a taza de café, agarra una jarra de peltre y sale al patio en busca de la vaca terciopelo par
es ha cambiado con su llegada, la madre quien generalmente dormía plácidamente toda la noche ahora debe despe
cuidado de la niña, cambio de pañales, preparar el baño, acurrucarla y cantarle una canción para que se duerma en la cuna. So
res han decidido ese día domingo preparar un sabroso sancocho de pescado e
undancia de peces en las cristalinas aguas. Luego de lavarlos y limpiarlos el guarda en una olla de peltre, s
ón de leña dejando el pescado macerando con aliños verdes para luego incorporarlos en los últimos minutos.
convite para celebrar el nacimiento de la bella Ana Cristina, quien muy radiante y hermosa en los brazos de su madre luce para la ocasión un
invitados y familiares. El primero en llegar en su camioneta es el tío Humberto en compañía de
afina los últimos detalles del sancocho de pescado. Entre brindis, sonrisas y anécdotas sobre las virtudes del co
cuñado lo
la receta de ese sabro
risa José Mig
más cuñado, pero acerque el plat
erviene p
e después en la noche no puedes dormi
stina desde la cocina trayendo e
hayan dejado espac
del comedor y José Miguel levantándose de la
y este compartir. La casa del morichal resplandece de alegría por la llegada de nuestra hermosa niña, solo e
que Laura traía en su bolso. En medio de la foto resaltaba la figura de
la llevaron a la iglesia del pueblo, en donde un sacerdote oficio la misa en compañía de los padrinos Humberto Peña y Laura García
i