Tus Labios Dulces
die
r de Shirley. También significaba que había completado nueve años de educación o
gresando en una de las mejores escuelas de la ciudad. Según los padres de la ciudad, todo estaría bien siempre y cuando uno estudiara en el No. 2 Escuela secundaria. Su futuro estaría a
untajes le importaban. Fue por lo que había dicho su madre. Yvonne Su dijo una v
o lo posible, estudiando día y noche. Era el tipo de chica que podía hacer cualquier cosa si se lo proponía. Y par
bús escolar. Ella ya había decidido qué pediría. Pensando que sus
adre le comprara un perro. En se
fácil como crees. Criar un perro requiere tiempo y compromiso. ¿Estás seguro de que no pondrás la responsabilidad sobre mi hombro? Ya tengo muchas cosas en marcha ",
irley persuadió y molestó a su madre hasta que fina
odría obligar a su madre a cambiar de opinión, mantuvo la calma. Cuando el perro finalmente apareció en su vida, Shirley pasó todo el d
nombre, se echó a reír. Después de recomponerse, p
endo los ojos, miró a Charlie Xia, que todavía se reía, y le
a barriga por todas las risas. 'Ella está tratando de decirle a
u madre no dejaba de recordarle que tendría que estudiar más ya que iba a convertirse en miembro de la escuela secundaria superior. El primer día de clases, su maestra la
poyo e inspiración para Shirley. Aportó una sens
na vez más, se encontró rezagada en los estudios. La carga de trabajo era demasiado pa
a más que pasar mi fin de semana durmiendo!' Se había quedado despierta ha
sobre sus ojos, cubriéndolos. Salió de la cama, se sentó impotente, se balanceó hacia la ventana como un f
ban de correr. Sintiendo que la luz fuerte golpeaba sus párpados, sintió la necesidad de cerrarlos. Sin embargo, no tenía fuerza
tanto sueño que apenas escuchó una palabra. Furiosa por ser ignorada, su
ngiendo haber oído todo. Luego se
pronto. No es bueno para la salud dormir día y noche ". Con un
y se restableció
que fue el hambre lo que la obligó a levantarse de la cama. Intentó dormir varias vece
e dio cuenta de que eran las once. Estiró las manos con satisfacc
o, no sabía qué hacer. Parecía una chica borracha. Recordándose a sí misma por qué estaba
ientes e intentó cepillarse perezosamente. De repente, se le ocurrió que no había v
una revista. Shirley se asustó al ver a este intruso. Ella dio un paso atrás. Su cintura chocó con u
ejó la revista a un lado. Leva