Soldado Caido
aquello. Seguramente me lo había dejado allí ya que hoy debería bailar con algunos jóvenes hombres adinerados para poder continuar
mechones a mis costados, me gustaba. Coloque los aros con cristales que había heredado de mi madre y me concentré en busca de unos tacones no tan altos para ir a pasear al centro de la ciudad a comprar algunas cosas que necesitaba. Terminé de maquillarme y ya me encontraba en los pasillos de la casa, en cada esquina había una foto de mi
a los piel oscura sigue siendo una tortura, pero a Marisa la tratamos como
rca a la mía. No, no era en un piso debajo de la cocina como en otras casas con criadas, la tratábamos como una persona más. El racismo era muy grande en la ciudad y si, también utiliza el mism
Tu? - Sonrió con su dent
presentará a alguien. - Siguió lim
sayuno era una trampa! - S
en tu plan? ¿No h
i. - Su mirada se v
r complic
lo que quier
ir a pasear a buscar los alimentos de la lista.
azul Mari! - Escuche su risa al
nos patos y cisnes. Camine hasta chocarme con el Duque, un recuerdo golpeó mi mente, es él a los dieciocho años, teniendo dos años más que yo pidiéndole la mano a mi padre en su le
ra. - Hice un
ue Beaufort. - Muest
igo no necesitas
brarme a cuando ya te encuent
ro una dama. - me observ
con un cabello castaño bien cortado con sus ojos verdes esmeralda. ¡Además era un Duque!. Realmente no merecía qu
a cuando estés lista. -
ebo irme a hacer las compra
observé a mi madre afuera del café de la
había pedido Marisa y mi madre. En realidad las compras las hacen normalmente las criadas, pero a mi me gustaba elegir los alimentos y le quitaba un poco el trabajo a mi amiga, que ya bastante tenía. Las personas aquí ya me conocían y no me trataban mal, la mayoría eran personas de bajos recurs
er y quitar dolor, también Caléndula para desinflamar y quitar dolores y por último Lavanda para calmar y relajar. Su vestimenta blanca y la cruz roja en su espalda me a
algunas dudas y tú puedes ayudarme. - Ella me observó y
illa. - Dime Eleonora, que es que tanto me observas, ¿Qu
mi intención molestarl
que me preguntes lo que necesite
ser como tú. - Su
dre le habrá dicho algo?. Asentí en forma de saludo y me di la vuelta para ya regresar a casa. - Es
o en estos momentos. - Su
a que pidan más enfermeras en combate. - Mi corazón comenzó a latir fuertemente
ero! - Ella ríe, mientras la suelto
ien antes de irte. - D
e mi entrecejo
pasillo mientras me quedaba quieta allí.
etalles de su corta vida. Admiré a Clarisa, era muy conocida en la zona y conocía prácticamente a todo el pueblo, era de las mejores, sus arrugas recién comenzaban a aparecer y su