Snowdrop
roma cálido y pleno se colaba en mis fo
raba al desconocido lugar cegó mi visión por unos instantes mientras con dificulta
e ahogado po
aquel castillo de estructuras misteriosas seguía a la lejanía invitándome a mirarla por largos minutos. Desvié mis ojos pa
s, un pequeño mechón fue captado por mis ojo
ra una bendición privada de su felicidad y criad
sa más e
e lluvia cayendo sobre mí con ferocidad y la tierra húmeda cubriendo mis pies. Esos gritos fríos seguían reson
esita despej
mujer de cabellos gastados, Patricia era su nombre y quedaba grabado aún aquel
apres
con una pequeña son
zón marrón aquel líquido blanquecino que añoraban sentir mis labios.
míos fugazmente
osas sostuvieron el tazón antes de b
sintiendo todavía en mi cuerpo a
cuestiona a la vez que alejo
tímidamente pronuncio recorda
harán ver ante el mundo c
su felicidad y obligada a segui
ia -respondió ella sonri
por
cadeza antes de girar sob
el recipiente vacío que
en el exterior provocando que aquel príncipe se adentre para acabar conmigo
eseaba aca
s de mi
o lento en mi cuerpo, no quería saber la
más para mi padre. Un juguete de bellos ojos, cabellos blancos y vestidos pu
saber la
urmuro Patricia m
respondí antes de apartar nue
jos, niña. Tú t
arme bajo el silencio que reprimo lo que siento. Así fui criada, con las palabras y órden
n sus ojos, vestían sencillamente deslumbrando inocencia bajo sus cabellos. Eran como aves colori
elleza y horrores, p
calles sin recibir miradas penosas o murmullos q
gastados, sus ojos deslumbraban preocupación mientras sostenía
alzar mi mano hacia mis mejillas donde podía senti
a llo
llada cuando abruptam
la mujer, escuche sus pasos acercándose a mi presencia y
urcando mis mejillas en un desfile triste-. Llo
ué en s
o y colocaba sobre mi regazo el recipiente lleno de frutales. Mis ojos brillaron cuando mi estómago rugió a
apartaban de mis movimientos y callaba mirando de reojo muchas
. ¿Por qué haría aquello, muchacha? -cues
partando el rastro
igo cuestion
asintió l
reino ere
indescriptible para mí, podría ser curio
a, ¿deseas probar? -alegremente
s sostuvieron con fuerza una fresca manzana de color rojizo y aroma pleno
es por l
para cuestionar aquello sorprendida por sus palabras, e
nuevo día
ron dejando un son
e, es algo bu
uestione confundida a
ía se reflejó en ellos antes de cerrarlos con fuerza y apartar aquel sentimiento
ia, pero tristeza. ¿Acas
onio forzado -en u
ión entristecida, jugueteando con aquella manzana entre m
s negros que se había negado a mi presencia cuando todas esas miradas curiosas re
comento Patricia, la nombrada
-comento
tudes entre Doromila y la mujer de cabellos gastados. Ambas poseían los ojos entristecidos y melancólicos como si estuvieran perdidas en los
nde sus bellos rasgos resalt
imidada cuando una vieja bandeja pl
unció el ceño acercá
tiono con brusquedad e
etuosa -advirtió
a cuenta estará muy enojado. ¿Acaso n
orado momento, bajo el umbral una mujer de cabellos
os y maltratados, pero dándole un toque cálido. Su piel mostraba aquella vejez y
con lentitud- Bel
tomando un color roj
ndo sus brazos evito a toda costa sus ojos melancólicos. Ella apretaba sus labios
-pronuncio firmemente la mujer-
ante de sonreír y alejarse. Doromila siguió los pasos
os ojos castaños de la vieja mujer me observaron fijamente y
s segundos aquel castillo melancólico que deslumbraba bajo la luz del día dejando en