Los amantes del puerto
a en SAFE
digo: 2011
DERECHOS R
os des
l hecho de que cuando ella crecería encontraría trabajo en uno de los bares del padre de Iván. Todo el mundo hablaba de eso, de su trabajo, de su reputación, de la caída de su padre y su alcoholismo que lo man
cuando su padre la sacó del colegio y la encerró en su casa por mucho tiempo ya que los rumores de la reputación de su madre eran increíblemente fuertes. Por otro lado, unos meses después de la mue
cales, dejándole así la oportunidad a su amigo de encargarse de los bares. La familia de Iván era la única que apoyaba, que la acogió, ya que el resto no hacía más que recordarle su mala reputación, desmoralizar sus logros y bajar su autoestima además, Francisca no ayudaba mucho, le gustaba entrar al juego de ser el centro de a
. En verdad era muy buena pero otros decía que la razón por la que ella era tan protegida por la familia era porque el joven estaba enamorado de ella y eso no se podía negar. Iván estaba loco p
ón, en pocas palabras era un monumento de mujer e Iván lo sabía por lo que quería casarse con ella, formar una familia y sobre todo protegerla de todo y de todos, pero Paula no tenía ni idea de lo que quería, nunca había pensando en hijos, ni en bod
ón para que podamos despertarnos todas las mañanas con los rayos del sol.― Le decía el mientras ambos se encontraban en la barra del bar aten
y bonito.―
os mis salarios por años para que cuando tú me digas que sí yo la compré de
ó a Iván ―mejor guarda esos planes para Lorenza, Iván, ella está en
ba su rostro y la veía a los ojos― y lo sabes y no v
noches que me ves y siempre recibes la misma respuesta,¿qué te hace pen
pera
conviene andar conmigo, ya hay bastante rumores por todo el lugar como para que tu te estreses con ellos, a nadie le
os rumores― le respondi
ar a golpes a uno de los trabajadores de tu papá porque te dijo
a Iván con coraje s
me vaya lejos de aquí y créeme lo lograré, un día me iré lejos de
ía que Paula fuera feliz, él quería seguirla, escaparse con el
que me digas que sí― le mur
uficiente buena para él, ni para nadie, a pesar de que se hacia oídos sordos a todos los rumores le habían afectado de cierta
tar en la central temprano para conseguir los
ia hora y
prano y tienes mucho trabajo aquí,
ue siempre tenía miedo de que algo l
jor pasas por mí a las cuatro de la mañana
ostro. Siempre veía a Paula con unos ojos de preocupación que a ella a vec
sola ― respondió y luego tomó su bolsa ― nos vemos a las cuatro, no toq
á bi
lemente. Una de las ventajas de trabajar con la familia de Iván era que todos la respetaba, nadie habla
os, Paula caminó por la avenida semi vacía directo hacia su casa que quedaba en una de las áreas centrales por lo que en unos minutos estaría entran
ra no mojarse tanto pero la tormenta de verano se
bolsa para caminar más rápido y atravesar la
provocando que Paula gritara asustada al sentir que estaba a punto de ser atropellada. Cuando el s
do el agua escurría por su cabello y empapaba el resto
hacia ella― lo siento de verdad lo siento, no sabía que
sólo fíjate!― le reclamo mientras
siento ¿estás bien?
o a ver al hombre del auto y sin poderlo creer, sonrió ―¿Fernando? ―