La hija del duque (Freya Asgard)
n ese momento por esa transitada calle, estaba segura de que ese hombre iba detrás de mí. ¿Se
arecía asqueado. Seguí avanzando, ya faltaba poco para entrar al edifico donde trabajaba. Solo unos pasos más y estaría a salvo. Volví a mirar hacia atrás y ya no estaba. Lo busqué con la mirada por todas part
puerta de mi edificio. No, no era mi edific
n alivio, ya estaba
al salir por la tarde-noche, no tuve recelo algun
, era como gringo, pero no era como los que llegaban a la oficina de los jefes, era otro acento
acercó a mí para obligarme a que lo a
ma. Yo tragué saliva y luego alcé mis ojos para ver los ojos más celestes que había visto en mi v
a llevar? ―Inten
nada más. Solo serán unos minuto
i no
do a forzarla y
s no me dejaban pensar claro. Era un tipo guapísimo, sí, pero iba armado y podía ser un asesino serial o algo peor. Claro que en ese lujoso automóvil con chofer
vil, por favor? ―me exig
Lo apreté con
a tontería de la que
go y lo guardó en su bolsillo. Ya mi amigo me había dicho que le pusiera pin, patrón o huella, pero yo si
udible, tenía una mezcla de miedo y de ganas que aquello fuera una novela ro
o conversar ―me con
ra solo para conversa
sted no está
a de pistola y me quita mi celular. Esto no es un paseo, señor. Su jefe deber
él en persona a buscarla es porque no puede mostrarse en público.
po de la droga que
ido sonrió
ucho revuelo si vinier
udo mucho que sea una estrella de cine o un cantante famoso, a lo mejor un regg
es ninguna de las alternativas que dio, pese a qu
ningún amigo tan famoso que
o son
oso, millonario o psicópata que sea, no estoy interesada en conocerlo en estas circunsta
que no está
mple con todas las caract
más dócil cuando esté
aso soy un caballo para ser domada
me permite el uso de la violencia física contra
os de punta, entre estar con él en ese espacio tan reducido y el pensar en lo que me harían, parecían hombres de la mafia y, que yo supiera, no estaba metid
me por unos segundos, me to
ncia, señorita, lo cual no significa qu
élte
N
Déjeme, de
, pero la doblegaría hasta que se vu
liberarme. Ese hombre era atractivo hasta l
ió―. Yo ni siquiera estoy ejerciendo fuerza, e
iempre me salía mal, además, cuando pensaba que ya nada podría ir peor en mi vida, me
quiere lastimarla ―me dijo sin sol
icen t
puedo jurar,
―. Su contacto me qu
á más to
suficiente ridículo había hecho por un año, además, su aplomo me hacía sentir pequeña y ridícula. Pod
orita, ya estamos por lle
poco es que viera mucho. Como era invierno, anochecía muy tempra
baje aún, yo v
r, pero mi puerta no abri
mas, le advierto, corro mucho más rápido y conozco el lugar, si intenta algo, lo que s
on ganas de hacerlo. Quizá, si obedecía como había h
a bajar, yo dudé, pero al final me tomé de él, el calor de sus dedos me hizo es
sto, por favo
itir,
o para conversar? Por favor, por favor... No me entr
dos buscan lastimar a las mujeres, debe estar abierta, le aconsejo, a nuevas experiencias; com
ignific
, que creen que solo existe el blanco y el negro, que
o soy
No
hace pensar
do, no se ha detenido un solo insta
auto por la fuerza y
os ojos y repita lo
apuntado con el arma, solo me la enseñó, aunque, en síntesis, es
ué y no le apun
ismo ―re
ro qu
e, o le obedecía o usted usaba su arma en mi contra, ¿cuál es l
provocarle daño alguno, ni mi fuer
me inmo
violencia, ¿o sí? De haberlo hecho, le
hablarme como si me odiara y me quisiera cortar en pedaci
hace frío y la están e
la cara. Empecé a andar con paso lento,
ntrario, podría ser algo muy bueno
por qué me tr
S
or
indicado par
sted me
oy quién para
caer con más furia. El hombre me tomó del brazo y me h
n ustedes, al mal
casona. Era un lugar muy grande y elegante, lleno de l
desconocido de los ojos celestes, me había d
ánimo. Los abrí y lo miré, asentí co
hombre un poco mayor, debía est
tendí nada de lo dijeron, el hombre hablaba ing
verlos a ninguno de los dos, ¿por qué me tenían que secuestrar? Se veían personas decentes... ¿Y
is cavilaciones. Creo que lo miré aterrada―. No te asuste
Qué quería de
cia mí, yo retrocedí, pero estaba cerca de la
de mí, ¿Gabriel
mbre, pero no se
respondía decirme nada
briel, jamás come
é qu
te, por
N
, no te lastimaré, solo
y yo no tenemos n
me temo
írese, mire esta casa, usted y yo no tene
emos algo en c
cir, sabía que debía sentir pánico, estaba allí sin saber por qué y si ese hombre me quería cortar en cuadritos, no habría nadie que se lo