Corazón gitano
hacia la playa para
amor? ―le
ad
triste. ―Caminó hacia el
o siempre es así; desde que murió mi padre en esa tienda, mi
eso, yo es
o no po-demos estar juntos, esta relación est
amas! ―exclamó c
esa era la última voluntad de
s? Están muertos, ni siquiera están aquí.
son nuestros muertos
respe-taron cuando decidieron que tú te debías c
las cos
es justo separarnos por gente qu
tu amigo, es tu mejor ami
nta de que faltan solo tres meses para cumplir el luto y que entonces serán libres
enamorados, estoy segura
tiene por q
espantada, no creía que l
o dijo así, como si fuer
hacia atrás, más
capa
ción que tenemos, no nos dejarán se
an drástica ―repuso
medida n
aba en sus planes. Su pueblo era tan importante para ella como
s? ¿Te escapa
una decisión que se t
en la flamante romí de Vadim, después, será demasiado t
s viviesen, estaba segura de que ellos la ayudarían, la aconsejarían. Pero no, su madre se había muerto hacía seis meses de pena, no pudo soport
os hacia ella, la preocupación se le notaba e
ces aquí? ―le p
s conmigo, que, si no, te hubiese acompañado; yo vi-ne a busca
os de su prometida y acunó su rostro en sus man
llora, pero no sola, apóyate en nosotros, en mí. Todos en el campamento est
e haya que rendirles
é di
lo que nuestros pa-dres nos dijero
nosotros, pero no sé si haya que seguirles obedeciendo en to
era una
por nuestro
ajó los
la vez hacer lo que dicte nuestro cor
que estaba ocu-rriendo, sin embargo, el
l notar un estremecimiento en la joven. La tomó de la
da de ella, él la t
des que las leyes gitanas se hi-cieron para vivir mejor, no para oprimir. Solo es un o
, pero, si así fuera, él no se quedaría tranquilo, pese a todo
untó él, ansioso por
. S
n mí, hemos sido amigos desde pequeños
la cabeza en señ
irás al
na voy co
la frase, sin embargo, no lo hizo,
yuda, solo tien
bien, g
des ami-gos, que sí lo eran, y se fue a su ca
quí? ―le preg
contigo ―le dij
im
r ―dijo en un tono que
ro,
e dejes a
Qu
prometi-da con Vadim y, según tengo entendido,
ko,
no le llevará a na-da bueno, ni a ustedes, ni a nuestro pueblo. Si él no hace nada, te pido que
Spiro ―confesó ella,
a quedar tranquilo cuando te cases con Vadim? ¿O es que pretend
upuesto
mujer de Vadim y es
e sentía en un callejón
iendo. Si no quieres romper tu compromiso, termina con mi hermano; si
no en
los p
mayor de Spi-ro le llevaba casi diez años
a, pero no quiero, no puedo, dejar a tu hermano
e arreglar, Dinka, Vadim mismo te lo dijo, ¿crees que él no sospec
a habría tomado c
ta que han sido amigos desde niños, se cria-ron juntos y lo más prob
im y le voy a contar todo. ―Suspiró―. E
ría eso con
tro rey y p
avor, Dinka, Vadim no es un monst
aré c
ce saber lo que está p
la carpa, se volvió para mirarla, ella estaba de espaldas a él
s, si necesitas algo, cu
respondió
iempo y era mujer, ¿qué podía hacer? A veces se iba a la Plaza Colón a ver la suerte, pero la gente no la quería cerca y, a veces, en su desesperación, la hacía casi obliga
sido diferentes, ambas se hubieran podido apoyar, pero pre
o momento. Salió de su carpa directo a la carpa de su p
sus piernas parecían flaquear. Se dijo que debía ser
ue c
durante mucho rato sin decir nada. Él, c
palabra sali
as cinco largos minutos en los que la
otaron como casca-das por sus ojos.
chai, todo va
está bien y nunca
va a pasar. Lo q
go m
abrazó má
verdad, todo va a salir
con verdaderas muestras de afecto
¿pasa algo? ―espetó Va
abía visto tan juntos, tu novia se ve más junta
da bueno que dec
todo a Dinka, entró
una bebida
N
Ag
N
incesa? ¿Es po
N
negativo ―se bu
son
N
uno de los cojines y
dime qué te pasa. ―La
s lo que
uiero especular, por eso te est
era lo so
esto sea po
año demasiado, me h
¿Tiene que ver con lo que dijo M
muy abiertos y con las lág
morada de él y no sa