Corazón gitano
Spiro entró a la carpa con pas
le preguntó Vadim al
? ¿Por qué estás solo
esitaba hablar con mi prometi
onservar su virtud? ―e
sto por la actitud de su amigo―. Además, me extraña, somos amigos, sabes que
s eso, ¿
ué? ¿Es
ka necesitaba hablar, no había ido con él y no con Va-dim? ¿
decir la verdad ―habló, con
amos con la verdad por delante y por eso podemos
delante ―admitió Spiro―. Estoy enamorado de Din
pa-sar, lo que no esperaba era la actitud déspota
, pero yo la amo y no voy a
utarla, tú ganas y te la llevas. Tod
voy a dispu
guste o no. Debemos disputarla y tú debes pedir disculpas por robárme
era sentado a q
vas a
ía y siemp
o, te pregunté qué
to mío,
menos dame un voto de confianza, demu
iero ser
ealidad, eso era un peso menos a su rol de rey, pues él no estaba enamorado de Din-ka, la
e, el modo en el que trató a su enamorada. Si así era en ese momento, cuan-do todavía ni siqui
o y con justa razón. Caminaron hacia las rocas y se senta
hí? ―la interr
n él, le iba a c
regunt
cirle, ¡él lo sabe! Y si él lo sa-be, puede que lo sepan todos. Hasta Melalo hi
é di
tras de afecto entre tú
no ser por él, no me hubiese enterad
iro
mos esta
Qu
guir entre esta
odamos vivir nuestro amor aquí, no significa que sean ma-la
yo te habría conquistado par
spiró co
stás arrepintiend
ampoco es una d
es padres, yo tampoco, así que
muchas tribus de gitanos a lo largo de Chile y algunos países de Su-damérica, pero todos en carpas y,
con el doctor Valencia y él los iba a ayudar a establecerse en la ciudad co
la medianoche, cuando ya todos durmieran, se iban. Dinka aceptó, su amor por ese gitano sobrepasaba todas las
afuera, fuman-do y pensando. Por fin se
cercó a su
rmano? ―le pre
ad
dim, me dijo
upe que habías ha
ue iba a habl
no dio resultado. Ella me
que no estás dis-puesto a disputa
tener que disculpar
campamento antes que hacer lo correcto? ―l
a ese nuevo rey de nuestro pueblo. Y no me voy a disculpar.
Tú fuiste en contra de la
de leyes y a mí
ces te
vam
irse a Din
ajelam
a hacer? ¿De qué van a vivir? Tú sabes
qué saber que
y gitana para vivir
nte, siempre lo han di-cho, pero cuando se tiene que poner en práctica, las cosas no func
arrepentir
am
do te
a no
s la última vez
í e
que se-ría inútil cualquier intento más de pers
lborotado a causa de la mala nueva: Spi
correcto y quedarse cuando más lo necesitaba. Pronto se cumpliría un año de la muerte de su padre y de los inte
―le preguntó M
to, aunque, si lo pien-so mejor, a
te, él siempre añoró l
s que Dinka no
sí, en cierto modo, sí quiso irse, no
n el que Spiro la sacó de su tienda a rastras. Esper
lalo tras acercarse―. ¿Qué se sient
medio del campa-mento, donde había
ba a casarme, era para hacer la voluntad de mis padres. Spiro no quiso disputarla, le o
spero que sean muy felices y que algún día, cuando maduren, cuando se den cuenta de que allá afuera no hay nada, vuelvan con nos
se pudo, quizá, en algún futuro, pueda suceder, estoy seguro de que
se fue con tu amigo, ¿cómo podrían uni
aminos de Dios son mis-terioso
ue en futuro eso pueda suceder? ¡Esas son
ta ver lo que le ocurrirá a nues-tro pueblo, las cosas destinadas a pasar, pasarán, n
n la chara de nuestr
sí, la voluntad del de arriba siempre se cumple, Melalo, y nada qued
payos, con nosotros no resultan esas cuest
o son las cosas y todo sale a la l
centro para que pudieran vivir por un mes hasta que él recibiera su sueldo y pudieran
iquiera sé cómo se hace aseo en
a chara, mi amor,
nada. Tenemos alfombras que ni siquiera aspiramos, las b
jo que iba a ser fácil
sculpas y disputar por mí, sabía
nos mal nacidos, te va a ir muy mal. ―La amenazó c
se as
r de compras para sacar-nos estas mugres de ropa y comprarnos algo decente, ya no v
nas también usa
lema, pero tu ropa de gitana la quemaré esta misma noche y nunca más
a demasiado conmocionada
La zarandeó s
S
ablaremos de ellos y, si los ves en la calle, les harás el quite, no volv
á bi
de su mujer, sin soltarlo del
lo único important
o a la chica, fue un b
de ahora en adelante, n
ivocado, él la había conquistado con comprensión, con dulzura y ese gitano que tenía en-frente era todo lo contrario. Tal vez, su corazó