Canción de Medianoche de Courbet
uy triste. El bardo cantaba con una voz majestuosa, reverberante a través de los barrotes. Penetrando en su piel No era la primera vez que el bardo lo hacía llorar. Su música melancólica invadía c
das irrumpían
tos en que s
el día meno
cidido a los ojitos azule
nto... en el
n prisas, tiem
nadie le he vu
récord del mund
. La boca le temblaba, pero no dejó escapar el sollozo.
al bardo, hasta que se
la carita empapada q
rosas pa
cantan esas cosas, no impo
a que se escape mi vida
te por
rnes cada tard
a dice que
edas moradas y blancas. Recordaba haberlo visto en la plaza Obscura durante el festival. Sí, era el bardo que
noche de un b
que te di
tos que sal
a callarme co
desayuno, que generalmente eran judías frías y la cena que también eran judías frías y viejas. Aunque... a veces podía confundir el desayuno con la cena. Quizás tuviera una qu
meses y me
oincidir en
me qu
n, y en la otra excus
nchas caderas, su cabello enmarañado y plagado de rizos negros. Parecían formas distantes... ¿De quién eran esos recuerdos? Percibía su aroma... pero no pudo recordarl
e no tenía nada. Ni esperanzas, ni sueños, ni verdades o mentiras. Ni siquiera
clamó en la oscuridad. Ha
, de un irreconocible texto garabateado en la superficie dorada... No podía leerl
es Sisley. En los niveles más profundos de una cripta redescubierta, encontraron un montón de reliquias de la época de Julián Sisley. Dos de ellas misteriosas: una tablilla que r
frunció el ceño-. ¿
mo alzamiento, aplastando sus ejércitos y llevando a la casa Wesen a la extinción. Los Scrammer junto con otras familias menores, cayeron en la ruina y la desho
alquiera podría ocasionar la muerte de muchos al poseer los conocimientos que los magos habían recopilado con las generaciones. Decretó una purga, tras la disolución de la Orden de los Wesen. Fueron tiempos oscuros para las artes místicas: se sellaron los conocimientos que habíamos traído del Antigu
uitarnos las garras para que fuéramos dóciles. Julián sabía que la ambición corría en nuestra sangre y apostó a s
er. Muchos alquimistas ilegítimos se reservaron algunos secretos, que se fueron trasmitiend
studiado la lengua antigua y conocía cada ogham... pero estos símbolos no se parec
uardas e
imiento e
ibr
ojos destellaron al probar l
iblioteca Dorada de Julián y sus tablillas secretas. Eso busca nuestro rey, o mejor
eiscientos años. Los
do ante el rost
. Por eso se aseguraron de preservarlo en un idioma códice, de forma que solo los magos apropiados podrían desvelar sus secretos. Libros pesados labrados de oro, inc
s sobresalían de la placa con una simbología indescriptible. Los bo
a-. No podríamos saber que dice... au
lados para la interpretación de magos. Se necesita la percepción espacial que solo el ojo entrenado y el flujo
está l
acólitos que lo examinaron, dijeron que aquel ogham no tenía un solo significado, sino muchos. Lo más cerc
? El alquimista se secó los labios con un pañuelo. A Niccolo le llegó el aroma del azafrán y otras
ó una mirada
mismo-aclaró. Limpiándose la pócima de los labios envenenados-. La llave viaja en el Bosque Espinoso, cada vez más lejos... y será
parecido. Lord Verrochio no decía nada al respecto, pero los guardias tenían la orden de encontrar a la niña cuánto antes. No había vuelto a ver a Mia. No se desp
ojos... La luz del sol se filtraba por las ventanas de la biblioteca. La espalda le dolía, entumecida, y se
sus espadas envainadas y la otra en una lanza. Niccolo no supo que decir. Lo rodearon. Uno de aquellos guardias lo tomó de los hombros y lo
de ellos con la tabla
lado. Las estrellas brillantes pasaron ante sus ojos... su costado se congestionó de dol
os, conocía aquella
ían venido por él, por las personas que mató y los recuerdos que olvidó. L
, de rostro huesudo, ojos azules traicioneros y austeros... Tenía una
cho se le cubrió de humedad, roja, caliente. No le salieron las palabras... ¿Eran gorgoteos los que salían de su boca? Los ojos se le empañaron de lágrimas al pensar que nunca vería a Mía, que nunca podría pedir perdón... que nunca pudo cambiar. Esperaba ir al paraíso... Así verla, una vez más. Aunque no est
rculo del pentagrama estaba roto. Un fuego oscuro consumía las tablas de madera, pero no emitía humo. Las velas negras tenían llamas azules que nadaban en charcos de cera. Su madre estaba sobre un charco de sangre, con los intestinos desparramados. Su padre lo miró, con un gesto impropio, su brazo derecho colgaba de un hilo de músculo de su hombro, en su otra mano... tenía un puñal. Le gritaba, pero no entendía sus palabras. Ni ent
ran a salvarlo. Sus tíos eran conspiradores. Allí solo sabía de Hannad y de Judías... Hannad era una guardia que se paseaba por las celdas, era muda. No era tan hermosa, tenía los ojos pequeños y brillosos, la nariz peq
de Hannad lo había escuchado de boca de Judías cuando la estuvo manoseando a la fuerza, la mujer le rompió la nariz,
acercó a su celda. La luz de su lámpara de aceite, era reconfortante... después de tanta oscuridad-. Piénsalo, últimamente están enviando a los criminales con los alquimistas. No sé qué h
o dominó la
on?-La voz le salió a
ón Rojo que ruge al anochecer. Lo iban a colgar para dar ejemplo-compuso una risa irónica
uno cuando despertó, para su sorpresa... Avena con miel, un buen trozo de pan blanco y una taza de leche... más dulce de lo habitual y un poco amarga al principio, tenía canela. Era lo mejor que había probado. Judías y otro guardia más alto de nariz ganchuda y barba esca
s ventanales de vidrio colorido con retratos detallados de ciervos. Un gran estrado se alzaba al final del rec
ord Verrochio, el portavoz del rey Joel-. Se te acusa de
te los ojos. Si no hubiera estado sentado, se hubiera d
rrochio, severo-. Fue encontrado en vuestra bi
bien el morado- soltó una risotada. No podía recordar nada de lo ocurrido. Los colores l
tiró del
-Le susurró, parecí
o y su rostro duro. Se abrochaba la capa con un broche de plata, lo qu
ó y cada pensamiento que tenía salía por su boca-. Es porque... es
lo mir
u defensa, Niccolo?-In
l estrado. Pensativo, fo
or. Pero tenía miedo. No quería entregarme, no quería mostrar lo desagradable que puedo llegar a hacer. No
, Niccolo-r
cuello se le
heridas. Lo que más duele del amor... es que te da esperanzas. Sí, esperanzas... de cambiar toda la mierda que eres, por una persona que te importa. Te sana las heridas y te hace mejor homb
acusado de conspiración. Al amanecer, será trasladado a
n y se llevaron a Niccolo a rastras. El suelo se deslizaba a sus pie
udías escupió-
imista lo eliminó del juego antes de participar con una taza de leche envenenada. Se resignó al silencio y el abandono. Meditando sobre las cosas que había dicho... ¿Eran verdaderas sus declaraciones? ¿Por qué le daba tanto miedo enamorarse? Los recuerdos sangr
da desapareció del mercado. Están vendiendo pescados viejos y hortalizas podridas. Los precios de la carne se dispararon. Es una situación lamentable, hoy una turba de manif
vivido bien, pero al final descubrió que no tenía un sueño en particular. Aunque... el perdón de Mia podría ser su mejor sueño o único anhelo mortuorio. La redención de una pareja soñada. Se llevó la taza a los labios: olía a meados y a cianuro almendrado. Lo iban a matar los alquimistas
!-Gritó
ncó la taza de las manos, la arrojó y se rompió en el s
al hombretón de la capa morada y lo hizo
es tinti
olo se abalanzó sobre él con las manos extendidas. Rodaron por el suelo polvoriento. Niccolo no supo cómo, pero había tomado u
e encima!-G
sus enormes manos y lo lanzó con estrépito, sus costillas chocaron contra los barrotes dejándolo sin aliento. Se colocó encima de Niccolo, oprimiendo s
io mientras le pegaba otra vez, y otra vez con sus
o con brusquedad hasta que ambos estuvieron de pie. La sang
la tenía inflamada y la cabeza le martilleaba des
so de la mano-. Lejos de este nido de serpientes. Iremos con el autént