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Hediondo

Capítulo 5 Érina

Palabras:1373    |    Actualizado en: 15/04/2022

te! ordenó

livio, ya que todavía tengo vida. Pensé en sentir esperanza, pero solo porque ella es la última en morir... De todos mod

mo? El mismo día que me ascendieron, el mund

ed armada dándome pequeños

se! Respondí con l

ro. ¡Me dieron un puñetazo y me atraparon en medio de un depósito de chatarra! ¿Este maldit

es ese? Pregu

icamente. - Al frent

todo. El soldado malvado estaba visiblemente impaciente con mi lentitud, y solo quería gritar por mi mala suerte. Lo único que no hice fue, porque en el

in ninguna protección del cuello para arriba, permit

e puta. se quejó de nuevo,

acer un puchero y girar mi rostro aún más enojado. Eso h

e en problemas..."

Iron, el hombre que

Solo él? ¿No hay una buena tía que cocine y calme los

eo obligado a "seguir adelante". El cobertizo es una zona de desmontaje, una funilaria o algo así. Está lleno de autos viejos y olor a pintura y máquinas que no tengo idea

. gritó, resonando,

tiempo darme cuenta de la cara fea que me pusieron los tres, y luego uno de ellos

a vez más, dejando atrás a sus amigos y

mi desgracia, había una escalera al final de mi camino. Básicamente era un agujero en e

bajar?" preg

no me importa. Al

ió la luz. El lugar solo tenía una pequeña parafernalia de metal, un pequeño baño en la parte de atrás, un sofá y un televisor. Una articulación. No soy

isión? pregunté

rré la maldita puerta, me hice saltar con fuerza y ​​me

de ese edificio para tirarme a un hoyo y pudrirme aquí? Solté amargamente, dejando

qué clase de matones eran. Me hice varias p

sonar como la Mujer Maravilla, hermosa, fuerte y espléndida gritando a la habitación vacía -, mi familia no

enojado, y cuando mi enojo se calmó Fue a mis fosas nasales, mis piernas me llevaron a la p

ó con cara dura. Tragué saliva, me tapé la boca y no moví ni un músculo. Me miró fijamente, por lo que pareció

nte volvió a caer, frunciendo el ceño. ¿Qué esperaba él, una doncella que llora esperando

erra. Soy Erina. Y mientras tenga puños voy a golpear esa maldita pu

minutos se había deshecho del armamento pesado y el chaleco antibalas, mostrando algo bastante... bastante llamativo, si no fuera

rité, abofeteé la maldición y sentí la tela seca entrar en mi boca. Abrí mucho los ojos y en el mismo momento, una cinta fue pegada de mejilla a mejilla a mí. Mis brazos quedaron, pero e

no lo

nte demasiado tiempo. Sentí un escalofrío en la espalda, pero me mantuve renuente y retorciéndose co

porque realmente pensé que él iba a hacer algo, no que solo estaba

pensando en la vida que dejé afuera. Con pensamientos en cas

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