Tanatofobia - Cuentos Cortos De Horror
fícil a Sara. A todo momento, todo lugar le recordaba a su amado. Andar por su casa era una tortura, estar en su cuarto igual. Se podría pensar que salir a la calle la ali
ana y sus padres también hicieron lo mismo porque nadie se levantó a contestarlo. Pero por más que Sara trató de nuevo volver a dormir, no pudo pues el teléfono seguía repicando. Aun soñolienta se levantó << ¿quién diablos llama a estas horas?>>. Pensó la jove
ara levantand
ez?-. Era la vo
¿en que lo pu
a policía. Fuimos llamados a la escena de un accidente de tránsito, revisando los obje
tió que algo malo ocurría, sin embargo hizo un esfuerzo y preg
anuel Velazco,
no pudo contener las lágrimas, preguntó
guardó silencio, después de un momento respondió –Lam
demasiado para Sara que se
..aló?-. Seguía diciendo el ca
pequeñas cantidades. La mayor parte del día se la pasaba encerrada en su habitación llorando y durmiendo, cuando se despertaba lloraba más y volvía a dormir. Aquella era la rutina de todos sus días. Aquella era la for
e Sara no parecía recobrar la normalidad de su vida, se preocuparon. La madre de Sara, Abigail, preocu
cuando vio a la persona que estaba del otro lado se aleg
Se conocían desde muy pequeñas, habían crecido juntas, lo que las h
llorando y durmiendo. Ya ha pasado casi un mes y no
joven. Cuando entró al cuarto encontró a Sara tendida en su cama dormida. Aunque era ya medio día, la h
su amiga quien estaba muy demacrada y en su rostro
vo empezó a llorar, le dijo –Lo e
is en tono consolador sin
amó, está muy p
agradezco qu
ir bien, pero tienes que volver a salir, ir de nuevo a la universidad, t
puedo dejar este dolor atrás. Si tan solo pudiera hablar una última vez con él, si tan solo pudiera de
mento habló –Si lo que quieres es despedirte de
iluminó, preguntó -
o me preguntes como, pero conocí a
s?-. Pregunto de nuevo Sa
unicarse con gen
una esperanza, la esperanza de darle el último adiós a su amado. –Esa per
ndió –Seg
ión y una vía de escape a su dolor. Sin saberlo empezaba a transitar un camino que no tenía vuelta atrás, un camino peligroso y dolo
se estaba escondiendo en el horizonte cuando Lis y la otra persona llegaron a la casa de Sara. La joven se encontró con que esta persona era una mujer mayor que ella, pero no necesariamente mucho. Era bastante agraciada, no llevaba
ncender unas cuantas velas, así que ordenó apagar la luz artificial. Después de esto ordenó que se desconectaran todos los aparatos electrónicos de la habitación incluyendo
Dijo Sara incrédula pues siempre le p
r tu mente, tienes que dejar todo resentimiento y prevención atrás si quiere
uier cosa para poder desp
mujer pidió que la imitaran respirando profundamente tres veces, las chicas así lo hicieron. Luego de aquello Beth pidió que pusieran el dedo índice en el indicado
cas asi
apodere de ustedes, vean lo que vean o escuchen lo que escuchen eviten tener miedo. Eviten enfadarse y si quieren realiz
icador. Después de aquello Beth cerró los ojos y pareció recita
con Manuel Velazco. ¿Manuel estas ahí?-
o resp
o respuesta. Beth insistió una y otra vez pero no se reg
ude>>. Pensó Sar
unta-. Dijo Bet
y preguntó –Manuel, m
or se movió por el tablero y
is se sobresaltaron y levanta
de nuevo pongan los dedos! Les dije qu
sobre el indicador. Lis Preguntó -¿Por
nada-. Con
ador seguía reposando
s de todo corazón comunicarnos con M
dicador no se movió
tación. El ambiente se hiso más pesad
e eso y preguntó -¿H
es el indicador se movió por e
u miedo y preguntó -Ma
del indicador, esta vez
Identifícate
or todo el tablero, letra por letra hasta
bre. En ese mismo momento un fuerte viento abrió la ventana, haciendo que las velas se apagaran dejando la habitación en l
ntó Beth a Sara después
–Voy a encen
lo así y vuélvete
iando y de un momento a otro la lluvia empezó. Sin saber de dónde o porqué en la habitación se empezaron a escuchar extraños sonidos, lamentos y risas. Si bien no se pod