La muñeca de Bratva
edi
cer esto?! -inquiero al tiempo
ilidad -responde Danko, meneo mi cabeza y tomo el fuete que uno de mis hombres me tiende en ese momento, lo estampo contra su c
condescendiente de dejarles algunas zonas para sus negocios, ¿y cómo le pagan ustedes? Aliándose con estos bastardos, que creen que pueden hacer mejor el trab
urioso, aprieto los dientes y le doy tres fuetazos en la espalda, a lo cual chilla como el maldito cerdo traicionero que es-. A-aun
si no deseas orinarte en los pantalones y te
a, le hago una seña a uno de mis hom
menazadoramente cuando mi hombre
t-todas formas moriré
e salpica mi rostro, cuando veo que no se mueve, tomo mi arma y le doy el tir
ndo veo que solo queda uno, me acerco hasta él y le pido a mis hombres que me traigan la pistola eléctrica, ante lo cual el infeliz que se encuentra a mis pies
s bastardos? -inquiero al tiempo que señaló con
en el cuello, cuando ésta entra en contacto con su piel, su grito es tan desgarrador que por poco se de
no en un siseo, al tiempo que enciendo mi arma lista para darle
lo observo con la ceja arqueada en espera de que continúe hablando, pero dado que guarda silencio, pongo la pistola en su cuello y cuando estoy por darle otr
uiero con la respi
bÃa salido de la mansión y aprovechando su ausencia, entrarÃ
sparó en la cabeza, terminando asà con su miserable vida-. Ya escucharon, debemos volver cuanto antes, quiero que manden refuerzos a la mansi
niños? -pregunta uno de mis hombres antes d
de esos infelices ya sabes cómo desaparecerlos, limpien todo el lugar que no quede rastro de su existencia, muy pronto el nu
sión, un terrible presentimiento me inunda al pensar que en este momento Ana se h
as llamadas nadie me responde, por lo que mi instinto
observo todo y pareciera como si el mismo ejército hubiese venido a atacarnos, varios de
egunto a los hombres que se enc
jefe, es so
ita vez! -le ordeno apre
dó, comenzamos a buscarla, pero no dimos con ella, creemos q
Ãsimos imbéciles, les dije que pagarÃan con su vida si algo le sucedÃa -grito sacando mi arma, pe
alos,
uando no sabemos que le sucedi
la ll
eres deci
r el jardÃn que conecta con el bos
a idea de que Ana ande por ahà sin protección-. ¿Te das cuenta de lo
o pensé que mi niña necesitaba estar sola al men
o más fuerte me tranquilizo
estuviese cuando todo sucedió, tal vez de
a donde podr
pésimos recuerdos, pero que aun asÃ
resar ahÃ, si algu
o, voy por ella, t
aje en el que me la paso golpeando mi pierna con mi puño, por fin llegamos cerca de donde se encuentra la Cu
a! -le orde
se a la fuga -comenta uno de mis hombr
, pero quiero que los atrapen vi
naciones hace un instante, abro la puerta y bajo corriendo al ver
a de su pierna, le presto mi atención al hombre que la salvó y antes de marcharnos para sorpresa mÃa y de ese tipo, v
de esa forma por salvarte -menciono una v
rÃa algo como lo que él hizo. Que
-inquiero sin sabe
ños y justo en ese mismo callejón -comenta con la mirada perdi
a -le informo en un int
s -responde encogi
ue tiene razón, que solo fue algo superf
ormo al chofer cuando me percato de q
si prestándome atención y sali
rovecho para tratar de deshacerse de ti, mando a sus esbirros a nuestra casa en S
Viktor eso ya
mbiar de residencia, si el infeliz de Viktor le dijo a alguien más tu ubic
s salgan de nuestro antiguo hogar y se trasladen a la de Moscú, en cuanto a mis mujeres del servicio quiero que las mand
ones a todos sin que Jereni se entere, a esa perra la
Fi
Jereni? -inquiere