Eso que llamamos casualidades
nca «pisotear el orgullo»?-, yo lucía como la mierda y olía incluso peor. Bueno, yo no tanto, pero ella... Todos los ojos se fijaron en mí de inmediato, como si fuera algún terrorista salido
la nariz y otra miró al bebé en
él hizo una mueca. Yo suspiré. Estaba cansado y moría de hambre, por lo que traté de ignorarlo. No estaba de humor para e
stumbre y yo le grité que se fuera a la mierda. Más específicamente, maldije a su propia madre, mi pobre abuela, ella me lanzó un vaso de vidrio que se estrelló contra la pared y... «Debería irme», pensé. Hic
no, tendría
». De todas las persona en Venezuela era el único que no quería ver. No ahora, en esta situación al menos. Pero maldita mi suerte, fue Maykol -no, no es un error. Sí, ese es su nombre. Sí, es de esta forma como se esc
echo raíces aquí
a lo largo de su vida. Como de costumbre, no se percató de mi presencia hasta que me aclaré la garganta; solo entonces levantó l
a cara
scuro. -Me burlé-. Hola, Amarilis, estoy bien.
, Adrián, que no estoy de hu
me derrumbó. Como una patada en el estóm
gu
en Chacaíto, en la basura,
Maykol me dio una mirada despec
r una familia disfuncional. Tanta
gana y me concentré en mi madre-. ¿Tie
asi
la c
a quedas mientr
e comer... para ella y para mí. Sí, bueno, a esas alturas ya no me quedaba ni un poco de orgullo. No después de
: pajillas, botellas de soda, jeringas... Imposible. A final, mi madre se hartó debido a sus gritos e hizo magia: alimentó a la niña con un biberón improv
do, pero mi madre y yo no éramos precisamente afectivos. S
s con eso?
an dulce como siempre
rde para ab
el ambiente se volvió tenso y gritó «pel
con la vaina?
navideñas. Puede que no parezca gran cosa, pero permíteme ponerlo en contexto: estábamos cenando y bebiendo. Casi parecíamos una familia real, feliz, de esas que
rlo, que se cuidara. Que mi madre lo hiciera, ¿era mucho pedir? Porque lo que menos me preocupaba era un embarazo no deseado, en realidad, sino las infecciones. Cuando
ida de niña rica hasta que se declaró en banca
dí a su pregunta-. Pero no
hombro, como si
: comer, cagar, llorar y dormir
Tanta ternura
la baño, le doy la
fría que caliente. La comida, con el tetero , pues. Lo d
e había salido de maravi
uñé-. ¿Y cómo sé
e me hizo sentir como un deficiente ment
suspiro
aci
niendo cuidado de no despertarla, la envolví en una manta que me ofr
o me quedaba opciones. No la dejaría en la calle y seguro como el infierno, tampoco la llevaría con la policí
cargaría de cuidarla, de algún
r a ingresar al Metro. Todas las personas n