Pasión Oriental
ndr
El Príncipe, no había dejado de pensar en aquella dulce chica, tan buena, pero que cuando la había hecho e
o una m
jos que no podría olvidar y esa boca. . .
a la mujer que desees, ni siquiera esa rosa inglesa puede resistirs
osa joven que trabajaba en Palacio, muy bajo perfil, nunca era muy nombrada, ni solicitada, pero él si solicitaba servicios especiales de su parte, porque con su
sitaba para liberar el repenti
uanto él abrió la puerta- Nazir, me a
e las órdenes reales. Se acercó a ella y se quedó muy pegado a su cuerpo, pero sin tocarla, incl
cargada de sensualidad, mientras se recargaba de él, restregando su
da en un pequeño bulto. La ropa interior cubría aquel magnifico cuerpo, el largo cabello que llegaba casi hasta la cintura. Entonces llevó sus expertos dedos al broche
z melosa y los ojos llenos de brillo, mientr
caderas y la elevó del suelo, pegándola a su cuerpo y guiándola hasta
te.
bservando la imponente fachada de
incesante calor, ¡por Dios!- gime horrorizada- sé que estamo
ice Matt, rodeándole la cintura y est
s sentidos y tu alma. Me imagino que eso es lo que ocurre, porque de
miel en Alaska?- l
é de luna de miel a Paris, con o sin ti- le besa ráp
temblando internamente y dándose fu
a- le dice Matt, con
sonríe- aquí nadie te ha engañado
amo.- respond
unta de la nariz, imitando a su hermana y e
lla corriendo hasta ellos
aquí!- responde Su
un día más sin conoc
, no dejan de h
ucho cariño, mient
Jeque, quién aparecía con el pequeño en brazos.
as manos a la boca, al ver aquel bultit
le, Excelenci
eciba nuevamente, Ma
somos los dichosos de tenerles aquí y nuestra Reina, eviden
respondió Ivette-
lamó Su- ¡
aré primero- exclamó Ivette, quién ya lo
oy la mayor- dijo Su
riendo- ¡míralo nada más!- ex
pe- dice Suseth, t
do un Jeque- dice Zabdiel,
xcelencia- responde ella
pediré que nos lleven té y galleta
useth, mientras mecía
le dijo Matt, con picardía mientras movía
has casado y ya quieres babys
or el futuro Jeque- responde Matt, ele
or. Sabes que te quiero sólo a ti- Iv
feliz. Su, tenía a Matt, y ella. . . bu
dos?- la profunda voz del Príncipe r
Isabella, con una gran so
torgado una infinita
amigos, mis hermanos, son una parte importa
Alá bendiga su estadía en nuestras tierras- sus ojos fue
- dijo y luego d
nuevamente- añadió Suseth- vinimos especialmente a
e sonrisa- según mi madre, Nael es lo más hermoso de la cas
con malicia- Cuando Vetty nació, hasta allí llegó mi reinado-
oso sillón, frente a Ivette- seguramente lo supero en u
n tono dulce. Ivette, levantó sus ojos hasta él y lo e
a, afortunadamente me
dado contarte Isabe. . . Majestad
ró sonriente-¿
que. . . – c
emente. Y luego cuando Nael, gimoteó un poco,
bella, frunció el c