Azótame. Señor
loco, tanto por la emoción como por el nerviosismo. Estaba sola, no le había contado nada
siniestra, pero sabía exactamente lo que ha
ro por dentro estaba destrozada. No podía creer que estuviera haciendo esto. No era demasiado tarde para dar la
e hacerlo hasta ahora. Bueno, puede que eso no sea del todo exacto. Me mudé a Nueva York ha
inión de todos y que se jode con las consecuencias. El tipo de chica que nunca se resiste, calmada y tranquila, ¿el tipo de chica que nunca se presiona a
probablemente debería mover el culo. Llevaba demasiado tiempo aquí de pi
, asegurándome de dárselo con mano firme. No q
a tarjeta. -¿Has respetado el có
l último minuto encontré un traje que me había regalado una amig
l portero, señalando mi cuerpo
spuesta a soltar mi
stado, como una segunda piel, y mostraba mi figura en forma de reloj de arena, con pechos y culo respectivamente grandes, y una cintura más pequeña. Un liguer
da o no cuando me alejé de ellos. ¿No era lo suficientemente guapa para una segunda mirada? Pero, de nuevo, estaba segura de que e
el club, como si estuviera entrando en un mun
blaba. El corazón me latía a mil por hora, pero no dejé que se notara. Soy una mujer sexy y segura de sí m
ía confianza. Más bien una chica torpe que no sabía qué hacer. Con cero novios, y solo ligues
go con lo que había fantaseado desde que supe que quería algo más
seguía sintiendo un co
cualquier nerviosism
rmosa morena de figura alta y delgada desde det
ada de puertas abiertas -pregunté, mal
abajo, y el juicio
l lugar y responderá a cualquier pregunta que puedas tener. Ah, y también necesitaré tu teléfono. Valoramos la pr
me puso la piel de gallina a lo largo del cuerpo por el frío repentino. Tuve el impulso de ponerme las manos sobre los pech
cuanto terminó de colgar mi abr
lo. La música se hacía más fuerte a cada paso que
esto, pensé mientras seg
is tacones chasqueaban al ritmo de mi
a pared. Al final del pasillo había otra puerta, esta del mismo roble oscuro que la de la entrada. Mi
ue vería con mis propios o