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La nómada

Capítulo 4 Primera noche II:

Palabras:1603    |    Actualizado en: 03/01/2023

l

y la forma de sus piernas. La redondez de sus senos atraía poderosamente su atención, cerraba las manos en puños del deseo de moldear y acariciar tan generosos montes. Se había apoderado de su boca una seq

su poderosa y latente erección era testigo del ciego deseo que le acuciaba. La mujer murmuró y se retorció en sueños extendiendo s

s masculinos, haciendo eco en

*

ar

extraña sensación de que alguien me observa, lo cual es una tontería porque la habitación continúa vacía. No hay nadie aquí además de mí. Libero un resoplido

esplendor, todo es esplendor dondequiera que pose mis ojos

Y realizando toda clase de... actos ... siento que la sangre me sube a la cara y las náuseas regresan. La bilis sube a mí garganta, pongo una mano sobre mi bo

*

obladillo de mi infernal vestido respiro profundo para intentar librarme de

rmanas y a mí lo que se esperaría de nosotras una vez casadas, por eso siempre tuve cierto aprehensión y recelo hacia los chicos y ya de mayor los hombres siempre me han aterrado.¡ Son bestias, bestias salvajes con

rcidos por aquí y por allá, la majestuosa fuente de ébano. Frunzo el ceño. Y meneo la cabeza desaprobadoramente... ¡Kuranies ! Se esfuerzan tanto en hacer

falsamente dulce interrumpe mis pensamientos. Me giro bruscamente y detrás d

on la negrura del paisaje. Su cabeza y rostro están cubierto con un grueso turbante y burka, respectivamente. Solo sus ojos son visibles, y por un mom

o, tal vez sea uno de los

a el poderoso depredador, mientras me re

í en su juventud, ganó su libertad tras salvar a su amo de una emboscada. Logró un dominio del lenguaje con fluidez, le enseñó

omo tú en un lugar tan seco y agre

el cactus que les dio vida. Tal vez encuentren buena tierra y logren prosperar o t

nstruida, después de todo. -D

y sabiduría. En mi tierra, mis ancestros fueron jueces...- Mi voz flaquea,

ir entonces que eres l

ivamente y escu

e que cien de sus soldados?- levanto el rostro altanera. -No soy princesa, mi pueblo no

y levante su mano contra mí, pero me mira a los ojos, como si quisier

tro asunto original...Decidme, ¿ que os

precian el lugar nuevamente y por unos minutos puedo ver el ve

do me la llevo a la nariz. Me aparto la mano inmediatamente

udiéndose las manos con cuidado para que no re

erminado por dejar la tierra de este lugar estéril.- Mantengo

nterrogador y este s

ápidamente hacia mí. Tengo el impulso de huir, de

maldito, crees pués que tienes mayor don de clar

ara nuestra supervivencia. La buena agua, encontrada en el desierto , es motivo de

r sus pensamientos porque su rostro está oculto a mi

rás decirme qué hacer para regresarlo a

der lo que realmente quiero. Por l

Tendréis que sacar la tierra, excavar hasta que lleguéis a las piedras que están debajo, la tierra que saquéi

mano y me

con agua de mar y dej

exasp

áis tierra nueva para eso, ésta ha quedado estéril y por lo tanto no os sirve. Recomiendo

su espalda, y pareciera dudar

es alguna idea de cómo han podido envenenar

e, persuasivo...sospecho q

a forma más rápida y fácil de envenenar la tierra. En cuánto a quién es responsable...me es imposible daros respuesta, pe

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