Las enseñanzas del CEO
a la empresa con una brill
siasta a las personas que
dirigía a un piso diferente, algunos iban al área de diseño, otros al área de finanzas, y ella, releg
profundamente y alisó su falda, una de color mostaza, combinab
se centraron en aquella oficina vidriada, las persianas estaban
cias, tomó en su poder la agenda del día y se dispuso a in
ella oficina, a pesar de que Massim
tador, Victoria lo detallo un par de segun
or. Le he traído
eñorita Esquive
n con el señor Valbuena, ha insistido
de desagrado. ¿Ese ti
endo para que firm
r-respondió la ch
l contrario de ella, que se moría de los n
no olvides lo qu
é si
su labio infer
reunión, señor, pero s
ién se
un poco atrevido d
mediatamente el temblar en su voz, aquel titubeó qué tanto le llamab
sintiendo la tensión forma
e no solamente sofocaba al hombre, sino que parecí
lo sí me mira de esa fo
se levantó de su silla y acortó la distancia. Cuando Vict
tentando proponerme al
as que ya no podían seguir sosteniéndose, necesitaba que ese hombre la sujetara, que le brindase un soporte del
a, casi sin fuerzas-, ¿le gustar
ás, simplemente se apoderó de sus labios. Aquellos labios que no sa
o deseaba. Con un simple movimiento arrojó todos los objetos que se halla
acercó a las paredes vidriadas y subió las persianas. Ese m
señarle muchas cosas, sus manos tan expertas trazaron caminos que no se imaginaba, sus
.
l día. Sentía que cada una de las personas con las que se
s saberlo con solamente verle l
que tanto había oído hablar en diversos programas. Telepatía, se
los,
ctor
no de los socios de aquella empresa. Un hombre de unos tre
señor Acuña, estaba
iría yo, av
adas perdieron el color al instante. ¿
e está a punto de sufrir
de que pudiese agregar alguna cosa más,
a mi secretaria?-reprochó Massim
udo Acuña con meloseria-. Nos vemos después, seño
o aquello con
eas por la empresa para coq
bre pareció considerar algo-, no se puede negar que Victoria es toda una lindura.
simo adquirieron un to
terías-agregó
da nuevamente a la oficina de presidencia, su jefe le ordenó quitar
manas. Hasta que Victoria se preguntó: ¿Había dejado de ser una mujer para convertirse en el objeto