como director ejecutivo. Sin querer creer lo que acababa de escuchar, agarré mi bolso y me alejé de él sin siquiera molestarme en responder de
mí esta mañana. ─ ¿Por qué no has salido de mi cabeza desde que rechazaste mi oferta? Tomo un sorbo de vino y sigo mirando la foto de la mujer. Dejo el vaso a un lado, saco mi celular y escribo el número que está en mi CV, lo guardo en mis contactos y sin dudarlo envío un mensaje. Davi >> Hola, Aline, soy yo, Davi Blanc. Sé que fui un poco adelantado esta mañana en la entrevista, pero realmente me gustaría hablar contigo sobre la propuesta que hice. Quizás fue un poco apresurado, pero me gustaría explicar mejor mis intenciones. ¿Puedo invitarte a cenar o algo para que podamos hablar? Presiono enviar y miro la pantalla. ¿Exageré el mensaje? ¿O en una conversación? Ofrecerle un puesto a cambio de que ella fingiera ser mi novia no estaba bien, lo sé. Pero necesito a alguien desesperadamente y no puedo contar con ninguna de las mujeres con las que estoy en contacto. La verdad es que mi ciclo de amistad es muy pequeño, prácticamente se limita a Eric y Sabrina, sin embargo, ella está comprometida. CAPÍTULO 5 Limpio la casa mientras Theo duerme. Ayer cuando llegué de la entrevista sólo quería desahogarme con Márcia, pero ella no podía tomarse un tiempo libre para estar con mi hijo. Así que me tragué la ira que se había acumulado desde que ese hombre abrió la boca para decir mierda, y me quedé solo. Nunca en mi vida le contaría a mi padre lo que pasó en ese lugar. Y el colmo de su locura fue el mensaje que me envió por la noche. Ni siquiera me molesté en responder o me podrían haber demandado por difamación y calumnia. Ahora, mientras Theo todavía duerme, termino de limpiar la casa y de preparar la comida. Mi amigo vino a verme antes de ir a trabajar. Ella llegaría en cualquier momento. Mi celular me avisa de recibir un mensaje y mi corazón se acelera de una manera extraña. No recuerdo haber sentido estas sensaciones en los últimos tres años. Márcia>> Llegué, abre la puerta. Doy un suspiro de alivio cuando veo el nombre de mi amigo en la pantalla. No sé por qué pensé que era suyo. CEO de la fábrica, carajo, el encargado de ese lugar era el señor Willians. Era su foto la que estaba en el sitio web y en todas las entrevistas y periódicos. Abro la puerta y por la expresión del rostro de mi amigo, debo tener un aspecto horrible. ─ ¿Pasó algo? ─ pregunta nada más entrar. ─ Estoy limpiando. ─ No me refiero al pelo desordenado, sino a tu cara de enfado. ─ ¡Ay! ─ Respiro hondo. Pensé en el hombre, segundos
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Werewolf
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