Un libro para las damas
su bello rostro, una jovencita, no ménos linda que aquélla, abria la peque?a ventana de una buhardilla
: exteriormente tienen la forma de una caja de muerto, colocada sobre el tejado: tantas
seria: mas si es la pobreza la que se aposenta en ellas, entónces son alegres, risu
a con lo necesario, y la miseria
encarnado hacian centinela á la ventanita, y contenian: la una, un alelí cuajado de flores encarnadas, y la otra, una fr
rodete en aquella cabeza llena de animacion y de gracia: el cabello de las sienes se levantaba naturalmente ondeado, y sus ojos
do?--preguntó desde el interior
s, que voy á llamar á la se?orita Julia: aunque ella irá á las ocho
jó corriendo cuatro pisos, hasta llegar á la magnífica puerta
ir á San Isidro,--dijo la muchacha,--tiene que ponerse