Un libro para las damas
e puestos de rosquillas, de frutas, de telas, de juguetes, de fondas, de botijos llenos de leche del inmediato pueblo de las Navas, y de confiterías ambulantes, bullia una muchedumbre inmensa: el pueb
an ni beberian de seguro lo que en la pradera se bebe y se devora el 15 de Mayo de cada a?o; podríanse edificar torres de pan, ciudadelas de rosquillas y bollos del inmediato pueblo de Fuenlabrada; castillos de chuletas: pirámides de frascos de licor, de dulces, asados y otros artículos de fonda y repostería; formaríanse arroyos de aguardiente, rios de licores y océanos de vino. Cada tenducho al aire libre, cada barraca mal cubierta, cada fonda improvisada de lienzos, palos, esteras ó tablas, con pretensiones artísticas algunas de ellas
dos de todos los a?os á ver este espectáculo,
oso jóven que vestia pantalon ajustado color de rata, chaqu
n el brazo una cesta de mimbres que llevaba cubierta con una blanca servi
lencia, el fiacre, el vivaracho tres por ciento, la pesada galera, el carromato perezoso, el ómnibus que se asemeja á una barca veneciana, el coche de principios del siglo, semejante á
ta Julia con el se?or Marqués! ?Mírala, Antonio, qué guapa viene! Trae vestido lanilla d
ndió el zapatero mirando
obstante, asomar á sus ojos la alegría que lle