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BAJO EL VELO DE LA TRAICIÓN

BAJO EL VELO DE LA TRAICIÓN

Sandraeliza

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Capítulo

En un mundo de secretos oscuros y lealtades fracturadas, la tragedia se desata con la repentina muerte de los padres de Elena, el epicentro del amor prohibido entre ella y Francesco. A pesar de las promesas de protección, Francesco se enfrenta a una montaña de oposición cuando desafía a su propio linaje, desencadenando una serie de eventos que revelan la corrupción y la traición en el corazón de la mafia italiana. Mientras la tensión aumenta entre las familias Rossi y Moretti, el matrimonio de conveniencia entre Francesco e Isabella se convierte en un caldero de engaño y resentimiento. A medida que la oscuridad se cierne sobre ellos, las líneas entre amor y odio se desdibujan, dejando cicatrices imborrables en sus corazones. Pero cuando la tragedia golpea de nuevo, el verdadero rostro de la traición emerge. Con cada vuelta del destino, nuevos secretos salen a la luz, llevando a Francesco y a Isabella al borde del abismo emocional. ¿Podrán encontrar redención en un mar de mentiras y manipulaciones, o sucumbirán ante las sombras que amenazan con consumirlos? Bajo el velo de la traición, la historia de Francesco e Isabella alcanza su punto crítico, enfrentando la verdad cruda y dolorosa que amenaza con desgarrarlos para siempre. En un último acto de desesperación y esperanza, luchan por reconciliar el pasado y construir un futuro juntos, donde la redención y el perdón son la única salvación posible.

Capítulo 1 SOMBRAS DEL DESTINO

El resonar de la lluvia golpeando las ventanas de la mansión Rossi creaba una sinfonía melancólica que se filtraba por cada rincón. Francesco, con la mirada perdida en el horizonte, recordaba las palabras de su abuelo Don Marco Rossi: «La vida es un laberinto, Francesco, y a veces, nos perdemos en las sombras».

Esa noche, las sombras se cerraron aún más. El sonido de unos tacones resonó en el pasillo, interrumpiendo los pensamientos de Francesco. Elena entró en la habitación en compañía de Dimitri, su rostro estaba palidecido y sus ojos parecían perdidos e inundados por el llanto.

—Elena, acabo de enterarme, —dijo Francesco con una expresión de tristeza y rabia. —Siento mucho lo de tus padres Elena, trabajaron para el abuelo y siempre fueron leales a la familia, no entiendo como sucedió. ¿Cómo estás?”

Elena apenas levantó la mirada. —Estoy totalmente sola, Francesco. La noticia fue como un golpe repentino, no sé qué haré sin mis padres, yo ni siquiera termine a la universidad, mi padre siempre quiso cuidarme y tratarme como a una princesa, eso era para él su princesa. — Respondió Elena entre sollozos mientras se aferraba a los fuertes brazos de Francesco.

En ese momento, Dimitri, que observaba todo con los brazos cruzados desde la puerta del despacho, intercedió. —Francesco, sé que esto es difícil, pero hay algo que debes saber. Antes de morir, el padre de Elena me pidió que hicieras un juramento.

Francesco frunció el ceño, intrigado. — ¿Un juramento? ¿De qué estás hablando?

Dimitri respiró hondo antes de continuar. —Me dijo que te hiciera prometer que protegerías a Elena en su ausencia. Y ahora, más que nunca, necesitará a alguien que la cuide, es frágil y está completamente sola, después de todo ustedes mantienen una relación clandestina, considero que es hora que enfrentes a tu abuelo y le te cases con Elena.

Las palabras de Dimitri resonaron en la habitación, dejando a Francesco perplejo. —Dimitri, no tienes por qué involucrarte en mis asuntos y mis decisiones, si no tienes más nada que decir es mejor que te retires, aunque nos conozcamos desde niño no debes olvidar cuál es tu lugar.

Dimitri bajó la mirada, mientras apuñaba una de sus manos. —No tengo nada más que decir, Francesco, los dejaré solos para que conversen.

Elena se levantó en cuanto Dimitri se marchó, la decepción destellaba en sus ojos. — ¿Qué diablos estás queriendo decir, Francesco?, entonces yo también debo ocupar mi lugar, también soy la hija de los peones de tu abuelo y de tu familia, pensé que ibas a cumplir la última voluntad de mi padre, que me amabas y lucharías por mí ahora que estoy completamente sola, al igual que Dimitri nosotros somos empleados y jamás podremos aspirar a más que eso, tendré que conformarme en satisfacer tus necesidades a espaldas de tu familia y salir de tu habitación como una cualquiera.

Francesco la miró fijamente. — ¡Elena, no vuelvas a decir eso! — Grito Francesco. —Te equivocas, Elena, tú eres diferente, hablaré con mi padre antes de hablar con mi abuelo, así tendré mucho más apoyo y si no lo aceptan, pues, declino a mi herencia y a todo lo que me corresponde por ser feliz contigo.

—No cariño, jamás me perdonaría que renunciaras a tu familia y todo lo que te pertenece por mi culpa, mejor habla con tu padre antes que salgan de viaje, así le daremos tiempo de pensar posteriormente cuando regresen hablaremos con el abuelo, ahora debo irme tengo que hacer los preparativos para el funeral, le pediré a Dimitri que me acompañe.

—Está bien, ve, mientras tanto, conversaré con mi padre.

La confusión invadía a Francesco mientras procesaba todo lo que sucedía y la inesperada revelación de Dimitri. — ¿Cómo sabía su padre que algo así sucedería? ¿Qué estaba pasando realmente? ¿Por qué los padres de Elena habían bajado la guardia para ser asesinados brutalmente?

Francesco tenía tantas preguntas y tan pocas respuestas. Ahora solo tenía que cumplir con el juramento y velar por qué su amada Elena estuviera bien; pero para eso debía enfrentar a su familia.

Mientras Dimitri y Elena estaban organizando todo para el funeral, Francesco estaba reunido con su primo Leonardo conversando sobre lo sucedido y su determinada decisión.

—Es desquiciado todo lo que me cuentas Francesco, sabes muy bien que la familia no aprobará esa relación y mucho menos una boda, ambos sabemos que Elena se mete en tu cama desde que tenía dieciséis años, siempre ha sido un pasatiempo como las otras mujeres, pero de ahí a convertirla en tu esposa, eso jamás no lo permitirán y menos después que rompiste el corazón de la favorita del abuelo por culpa de Elena.

—¿Por qué no, Leonardo?, es porque no viene de una familia adinerada, eso es algo estúpido, venimos de una familia de mafiosos, no de la realeza, yo amo a Elena, es tan dulce, frágil y divertida en cambio la favorita del abuelo como le dices era una chica mimada y simple.

—Pues la ‘Ndrangheta es la realeza de la mafia y no te permitirán que te cases con Elena, dime algo Francesco, ¿Cómo es que Dimitri no recibió ni un rasguño en ese ataque?, porque desde que recibí la noticia le doy vueltas al asunto y no encuentro una respuesta que lo explique, tuvo el tiempo para un juramento, pero no para disparar eso es raro ¿no te parece?, ah mira allí viene mi tío te dejo para que converses con el yo iré a despedirme de mis padres, después de esta conversación espero no tener que asistir a tu funeral te espero en la sala.

Francesco trago grueso al ver a su padre ingresar en el despacho, sus manos sudaban y podía jurar que el color de su rostro se había ido. —Que sucede hijo, estás pálido, alguna vez te he dicho lo orgulloso que estoy de ti, ocuparas muy bien mi puesto cuando el abuelo y yo nos retiremos o en su efecto una bala nos envié al panteón.

—Qué cosas dices padre, mi abuelo y tú son inmortales, a los Rossi no los vence nadie.

—No lo sé Francesco, en ocasiones pensamos que nada puede pasarnos y de pronto un día nuestros hijos organizan velorios. La muerte de los Guidacci me ha dejado con muchas preguntas, en este negocio hijo hay que cuidarse de todos, en especial de las personas que amamos, esos son las más peligrosas, ya que conocen nuestras debilidades, bueno basta de plática tu tío me espera, tu abuelo, tu primo y tú representaran a la familia en el funeral de los Guidacci.

—Padre, quería darte una noticia antes de que te marches; me casaré con Elena, jure que la protegería, además la amo y dentro de unos meses la haré mi esposa, quería que lo supieras antes que el abuelo.

Roberto se giró observando a Francesco con una expresión casi indescifrable, sonrió ladinamente y respondió. —Debe ser una broma, ¿verdad, Francesco? Una cosa es que metas a tu cama a la hija de uno de nuestros empleados y otra que la hagas tu esposa, acaso olvidas la humillación y el desplante que le hiciste a Isabella por esa chica.

—Padre, yo la amo y si tengo que dejar todo esto lo haré, además lo de Isabella paso hace mucho tiempo, no sé por qué sacas eso ahora.

—Escúchame bien Francesco, no voy a volver a limpiar tus niñerías, en aquel momento dejaste desecha esa niña por el jueguito con Elena, casi ocasiones una guerra entre las dos familias; ya ocupa tu puesto de hombre y déjate de ideas absurdas y ni pienses en tocar el tema con tu abuelo porque la bofetada que no te di, él si te la dará además de enviar a esa muchacha al mismísimo infierno. Eres el próximo en liderar todo esto, así que no lo arruines por tan poco. Que maldición acaso las Elena están destinadas a causar guerras acaso olvidaste lo que leíste en literatura, recuerda lo que le paso a los Troyanos por causa de Helena.

Con una mezcla de rabia y confusión, Francesco se dirigió hacia el enorme salón para despedirse de su padre y su tío; Dimitri y Elena ya habían llegado y se despedían de Lorenzo y Roberto. Mientras Francesco observaba como su padre, envolvía a Elena en sus brazos mientras le decía algo al oído; no paso mucho en que Elena se zafara de Roberto y se girara para ver a Francesco.

Francesco ahora debía enfrentarse a Elena, el laberinto de su vida se volvía cada vez más intrincado, y las sombras que lo envolvían parecían insaciables. La promesa de proteger a Elena ahora se convertía en una traición a la familia, pero estaba dispuesto a enfrentar lo que fuera necesario para estar con ella; Sin embargo, el destino había tendido un manto de tragedia sobre la familia Rossi y muy pronto Don Marco jugaría todas las cartas que tenía bajo la manga y Francesco era una de ellas.

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