La Bailaora Silenciosa

La Bailaora Silenciosa

Gavin

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Era Carmen, una bailaora de flamenco en la cima de mi carrera, con una coreografía que era mi alma, mi obra maestra. Pero mi exnovio, Javier, y su nueva amante, Isabela, la robaron. No solo eso, me acusaron a mí, públicamente, de plagio. Mi nombre fue arrastrado por el barro. Los medios y las redes sociales me destrozaron. Mi familia fue humillada. La enfermedad degenerativa que ya padecía, esa sordera incipiente, se aceleró con la desesperación, sumiéndome en un mutismo confuso. Al final, no pude más. Me lancé desde el balcón de mi ático de lujo, con el eco de sus calumnias en mis oídos: "Carmen, eres una ladrona. Nunca tuviste talento." Me suicidé. La traición de quienes más amé me costó la vida. Morí con el corazón destrozado, sin que nadie creyera mi verdad, ahogada en la injusticia de un mundo que solo vio sus mentiras. Pero el destino tenía otros planes. Abrí los ojos de nuevo: ¡había reencarnado! Y justo meses antes del mismo concurso que selló mi anterior condena. Mi cuerpo es fuerte, pero la sordera persiste. Mis seres queridos me ruegan que busque cura. Me he negado. Esta vez, NO será mi debilidad. La he abrazado, la he convertido en mi fuerza. Mi silencio será el testigo, y mi baile, mi venganza. ¿Cómo puede una sorda robar una música que no puede oír? Prepárense, Javier e Isabela. El escenario que creyeron suyo, será ahora su tumba.

Introducción

Era Carmen, una bailaora de flamenco en la cima de mi carrera, con una coreografía que era mi alma, mi obra maestra.

Pero mi exnovio, Javier, y su nueva amante, Isabela, la robaron.

No solo eso, me acusaron a mí, públicamente, de plagio.

Mi nombre fue arrastrado por el barro.

Los medios y las redes sociales me destrozaron.

Mi familia fue humillada.

La enfermedad degenerativa que ya padecía, esa sordera incipiente, se aceleró con la desesperación, sumiéndome en un mutismo confuso.

Al final, no pude más.

Me lancé desde el balcón de mi ático de lujo, con el eco de sus calumnias en mis oídos: "Carmen, eres una ladrona. Nunca tuviste talento."

Me suicidé.

La traición de quienes más amé me costó la vida.

Morí con el corazón destrozado, sin que nadie creyera mi verdad, ahogada en la injusticia de un mundo que solo vio sus mentiras.

Pero el destino tenía otros planes.

Abrí los ojos de nuevo: ¡había reencarnado!

Y justo meses antes del mismo concurso que selló mi anterior condena.

Mi cuerpo es fuerte, pero la sordera persiste.

Mis seres queridos me ruegan que busque cura.

Me he negado.

Esta vez, NO será mi debilidad.

La he abrazado, la he convertido en mi fuerza.

Mi silencio será el testigo, y mi baile, mi venganza.

¿Cómo puede una sorda robar una música que no puede oír?

Prepárense, Javier e Isabela.

El escenario que creyeron suyo, será ahora su tumba.

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Tentu, saya akan menambahkan POV (Point of View) ke setiap bab sesuai dengan permintaan Anda, tanpa mengubah format atau konten lainnya. Gabriela POV: Durante cinco años crié al hijo de mi esposo como si fuera mío, pero cuando su ex regresó, el niño me gritó que me odiaba y que prefería a su "tía Estrella". Leandro me dejó tirada y sangrando en un estacionamiento tras un accidente, solo para correr a consolar a su amante por un fingido dolor de cabeza. Entendí que mi tiempo había acabado, así que firmé la renuncia total a la custodia y desaparecí de sus vidas para siempre. Para salvar la imprenta de mi padre, acepté ser la esposa por contrato del magnate Leandro Angulo. Fui su sombra, la madre sustituta perfecta para Yeray y la esposa invisible que mantenía su mansión en orden. Pero bastó que Estrella, la actriz que lo abandonó años atrás, chasqueara los dedos para que ellos me borraran del mapa. Me humillaron en público, me despreciaron en mi propia casa y me hicieron sentir que mis cinco años de amor no valían nada. Incluso cuando Estrella me empujó por las escaleras, Leandro solo tuvo ojos para ella. Harta de ser el sacrificio, les dejé los papeles firmados y me marché sin mirar atrás. Años después, cuando me convertí en una autora famosa y feliz, Leandro vino a suplicar perdón de rodillas. Fue entonces cuando descubrió la verdad que lo destrozaría: nuestro matrimonio nunca fue legal y yo ya no le pertenecía.

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